Tras años luchando y remando para transformar la industria del automóvil en Europa, el Viejo Continente se encuentra ante una delicada situación. Si bien la UE ya ha aprobado sus objetivos para los próximos años con la entrada en vigor de la norma Euro 7 y la posterior prohibición de venta de vehículos térmicos, no todos los países avanzan al mismo ritmo. Alemania es la mayor potencia del mercado en el continente. Esperan tener 15 millones de coches eléctricos en el año 2030. De ellos depende, en gran medida, que se consiga el reto del transporte, pero las últimas decisiones parecen arruinar todo el trabajo. Para compensar a la política, las marcas han anunciado que correrán con los gastos.
Hasta que el mercado eléctrico se convierta en la fuerza dominante, es necesario que los estados hagan esfuerzos económicos para acercar la movilidad eléctrica a sus conductores. El cambio es posible. Diversos estudios demuestran que millones de clientes están decididos a dar el salto, pero son varios los argumentos que se lo impiden. El precio del coche eléctrico suele ocupar los primeros puestos. Democratizar el coche eléctrico es trabajo de todos. Desde los proveedores hasta los fabricantes, pasando, sin duda, por los gobiernos. En casi todos los países de Europa existen ayudas a la compra de vehículos de cero emisiones.
Fin de las ayudas sin previo aviso y mucha incertidumbre de cara al 2024
Sin embargo, desde el pasado día 17 de diciembre, los alemanes se han quedado compuestos y sin ayuda. Tras anunciar un par de días antes que las subvenciones irían desapareciendo poco a poco a lo largo del próximo año, antes de lo previsto, el Ejecutivo alemán anunció el pasado sábado una medida muy dura para los intereses de compradores y concesionarios: no se admitirían más peticiones de ayuda para la compra de un coche eléctrico con efecto inmediato. Miles de operaciones quedaron repentinamente en el limbo. Nadie sabía qué pasos seguir, pero rápidamente la industria ha salido al rescate asumiendo el gasto restringido desde las autoridades.
Durante mucho tiempo, las marcas han sido acusadas injustamente de no promover lo suficiente la transformación eléctrica, algo que ya ha quedado totalmente desmentido. Numerosos fabricantes como Tesla, Mercedes, Volkswagen y el Grupo Stellantis ya han anunciado que compensarán a los clientes por la pérdida de las subvenciones estatales. En Alemania, las ayudas se reciben de dos partes diferentes. Las marcas ponen 2.250 euros de su propio bolsillo, mientras que el Gobierno aporta hasta 4.500 euros adicionales para hacer más atractiva la venta. Ahora, tras el anuncio del canciller Olaf Scholz de eliminar las ayudas estatales, los 4.500 estatales también serán aportados por las marcas.
No todas las marcas responderán de la misma manera. Tesla ya ha asegurado que pagará la compensación del Estado para todos aquellos clientes que realicen un pedido entre el 18 y el 31 de diciembre. Mercedes ha asegurado lo mismo. Volkswagen cumplirá su promesa, pero sólo con los coches entregados y matriculados este año. A partir del curso que viene la situación es más incierta. Nadie sabe qué postura adoptar y todo apunta a que las marcas dejarán de pagar la fiesta. Se esperan dos semanas de mucho movimiento en los concesionarios y, lo que es peor, mucha incertidumbre en el principal mercado del Viejo Continente.