Mercedes-Benz nos citó en su cuartel general en España, a escasos kilómetros de Madrid, para probar su primer coche eléctrico (de la nueva familia EQ), el Mercedes-Benz EQC, que supone el primer paso de la estrategia de movilidad eléctrica de la compañía en la que está invirtiendo más de 31.000 millones de euros.
Daimler espera que los modelos eléctricos representen entre el 15% y el 25% de las ventas totales de Mercedes-Benz para el año 2025, y estima que esta cifra supondrá el 50% en 2030 si consideramos los vehículos puramente eléctricos y los híbridos enchufables. Para alcanzar estos objetivos la compañía asegura que en 2022 toda la gama de productos de Mercedes-Benz estará lista para ser electrificada, lo que significa que habrá diferentes alternativas disponibles en cada segmento, desde el sistema eléctrico de 48 voltios (EQ Boost), los híbridos enchufables (EQ Power) y más de diez vehículos totalmente eléctricos (EQ), alimentados por baterías o pilas de combustible.
Con este objetivo Mercedes-Benz está invirtiendo alrededor de 10.000 millones de euros en la expansión de su cartera de productos formada por la marca EQ y además está gastando más de 1.000 millones de euros en una red global de producción de baterías dentro de la red mundial de producción: constará de nueve fábricas en tres continentes.
A bordo del Mercedes-Benz EQC
Tras una pequeña introducción para familiarizarnos con el modelo y conocer (o recordar) los planes de negocio de Mercedes-Benz en cuanto a movilidad eléctrica en los próximos años, es el momento de pasar a la acción. El Mercedes-Benz EQC mide 4,76 metros de largo por 2,09 m de ancho y 1,62 m de alto. En cualquier caso, y aunque el diseño es cuestión de gustos personales, está muy bien resuelto a nivel de proporciones.
El Mercedes-Benz EQC 400 4Matic es un coche grande y de aspecto ciertamente imponente. / © HYE
La unidad que probamos es la «Edition 1886», nombre que hace referencia al año en que Karl Benz patentó el primer automóvil tal y como lo entendemos hoy. Se trata de un Mercedes EQC 400 4Matic con unos cuantos elementos estéticos específicos (además de un mayor equipamiento que detallaremos más adelante) y que desde el exterior se puede distinguir por las llantas de 20 pulgadas y 10 radios, la calandra del radiador tipo Black Panel con lamas y marco en negro de alto brillo, los estribos de aluminio con tacos de goma, el distintivo «1886» en azul justo delante de la puerta y la pintura metalizada color plata 'Hightech'.
Por lo demás, el EQC hace gala de un diseño al que no le hacen falta demasiadas aristas ni estridencias para lograr un aspecto imponente e incluso con cierto músculo. No deja de ser curioso que Mercedes siga incorporando en la zaga embellecedores que simulan salidas de escape, cosa que si bien puede servir para descargar un poco el peso visual del plástico negro, queda especialmente raro en un coche eléctrico.
La unidad probada fue de la «Edition 1886», que tiene multitud de detalles específicos. / © HYE
Nos subimos al interior y nos encontramos una mezcla entre elementos nuevos y otros ya conocidos en Mercedes. Entre estos últimos, la doble pantalla para la instrumentación digital y el sistema multimedia MBUX, o la parte inferior del salpicadero con la consola en negro piano -la misma que en otros modelos de la marca-. También en el habitáculo hay elementos característicos de esta «Edition 1886», como la tapicería y los paneles de las puertas tapizados en simil de cuero azul, el potente equipo de audio firmado por Burmester o algunos detalles, como los aireadores, en color bronce.
Un coche cómodo y pesado que disimula bien su exceso de kilos
Dicho lo cual, en el puesto de conducción encontramos la misma palanca de cambio que en otros modelos de la marca; la movemos hasta seleccionar la posición de avance y salimos en marcha en completo silencio. El coche es y se siente grande, especialmente cuando tenemos que sacarlo de un parking, como es el caso, antes de salir a la calle. Normalmente, y cuando le exijamos poca potencia, el EQC será un coche de tracción delantera. Únicamente entra en acción el motor del eje trasero en circunstancias de baja adherencia o si le exigimos al pedal del acelerador, y entonces tendremos a disposición 408 CV de potencia (divididos por igual en dos motores asíncronos de 204 CV o 150 kW) y 760 Nm de par. Podemos asegurar que es imperceptible la entrada en funcionamiento del segundo motor.
Aunque la prueba no duró más que unas horas, lo cual no deja conocer muy a fondo el coche, pudimos comprobar que el EQC tiene un rodar muy confortable, con unas suspensiones que tienden a duras (hay mucho peso que controlar) pero con buen margen para el confort tanto en ciudad como en carretera. Un detalle curioso es que el EQC usa suspensión mecánica en el eje delantero (muelles helicoidales) y neumática en el trasero. Durante la prueba pudimos rodar unos cuantos kilómetros en carreteras secundarias con muchas curvas y lo cierto es que, si bien las inercias aparecen y no son pocas tanto a la hora de frenar como a la hora de cambiar de apoyo, el Mercedes EQC disimula bien las 2,5 toneladas que pesa cuando toca afrontar giros de todo tipo.
Vista lateral-trasera del Mercedes-Benz EQC 400 eléctrico. / © HYE
La dirección es poco (o más bien nada) comunicativa y no especialmente rápida respondiendo a nuestras órdenes, pero tampoco es lo que se le exige prioritariamente a un coche cuyo hábitat natural no son precisamente las curvas. Su sitio son las autopistas o autovías, donde rodar con pleno confort y un aplomo impasible. ¿Ruido? Bueno, no tenemos un motor de combustión en el que suceden miles de explosiones por minuto pero unas llantas de 20 pulgadas con sus correspondientes neumáticos no son precisamente silenciosas cuando rodamos por encima de 100 o 110 km/h. A esas velocidades, y sumando el ruido producido por el aire, el EQC no es mucho más silencioso que un Mercedes GLE o un Clase E de gasolina.
La postura de conducción se asemeja más a un GLC (modelo con el que comparte plataforma, aunque modificada) que a un GLE, donde es algo más elevada. La conducción, sin embargo, tiene puntos muy diferenciados respecto a sus hermanos de combustión. Por ejemplo, las recuperaciones son fulgurantes y adelantar en una carretera nacional es pan comido. El hecho de que el EQC 400 haga el 0-100 km/h en 5,1 segundos no es tan importante si lo comparamos con poder hacer un adelantamiento de 60 a 90 km/h o de 80 a 100 km/h de manera rapidísima. De hecho, para quien venga de un coche de combustión convencional (pongamos por ejemplo un Mercedes GLC diésel), la primera reacción al pisar a fondo puede pillarle desprevenido -aunque nada que pueda comprometer la seguridad-.
Aunque no hay confirmación oficial, es previsible que tras la 400 lleguen más versiones. / © HYE
Según las cifras de homologación oficiales, la batería de iones de litio, con 72 celdas y 80 kWh de capacidad, otorga una autonomía de 417 kilómetros, pero con el consumo medio de 25.0 kWh/100 km que registramos durante la prueba, la autonomía real quedaría en torno a 320 kilómetros siendo relativamente cuidadosos. Una cifra que será algo menor si circulamos mayoritariamente por autopistas, ya que buena parte de nuestro recorrido favoreció un consumo energético bajo (especialmente en las carreteras nacionales con tráfico y velocidades de 70-80 km/h). Aunque también exprimimos la potencia de los motores con repetidas aceleraciones y recuperaciones, hicimos pocos kilómetros por autopista a velocidades de 120 km/h o algo superiores, donde más se resiente el consumo en estos casos. No obstante, el poco tiempo de la prueba no nos dejó extraer datos de consumo más fidedignos en todo tipo de circunstancias.
Asistente ECO inteligente de última tecnología para aumentar la autonomía
A fin de exprimir al máximo la autonomía, el Mercedes-Benz EQC cuenta con distintas tecnologías como la frenada regenerativa o el asistente ECO. Respecto a la primera, contamos con cinco niveles de recuperación: D+ (planeo), D (baja recuperación), D - (recuperación mediana) y D- - (máxima recuperación). Podemos ir eligiendo el nivel de recuperación con las levas tras el volante (con la izquierda aumenta la potencia de recuperación, con la derecha se disminuye), y al final nos encontramos a menudo jugando con las levas para controlar la retención al llegar, por ejemplo, a una rotonda o una curva.
Puesto de conducción del Mercedes-Benz EQC 400 «Edition 1886». / © HYE
Si dejamos fijo el nivel D- -, podemos hacer la conducción a un solo pedal, pues con levantar el acelerador la deceleración es tan poderosa que no hará falta pisar el pedal de freno salvo en contadas ocasiones o ante una frenada de emergencia. Un pedal de freno, por cierto, con un tacto duro al principio y recorrido claramente diferenciado en dos partes: una primera parte que frena mediante la recuperación energética y otra, pisando más a fondo, que activa el sistema hidráulico convencional.
Por otro lado contamos con el asistente ECO, una herramienta que combina los datos cartográficos (curvas, cruces, pendientes, rotondas, etc.), la información del reconocimiento de señales de tráfico y la información de los sistemas inteligentes de seguridad (sensores de radar y cámara estereoscópica) para indicar al conductor cuál es el momento adecuado para levantar el pie del acelerador. En el modo de conducción MAX RANGE, el asistente varía incluso la resistencia del pedal háptico del acelerador para hacernos saber que estamos acelerando más de lo necesario. Y si llevamos activado el control de crucero adaptativo (una tecnología espectacular y que funciona de maravilla), el asistente también tendrá en cuenta los coches precedentes y adaptará la velocidad en función de cada situación.
Los asientos, tapizados en símil de cuero y tela, tienen bordados con la inscripción 1886. / © HYE
¿Y qué hay de su practicidad para el día a día? Bueno, pues tenemos guanteras en las puertas para dejar botellas de agua, cargador inalámbrico para el móvil en la consola central, bastantes huecos en general por todo el habitáculo y un maletero de 500 litros. Las cuatro plazas principales tienen buen espacio en todas sus cotas y son cómodas, pero en la plaza central trasera tenemos un túnel de transmisión central consecuencia de emplear la plataforma del GLC que resta espacio para los pies. En cuanto a los tiempos de recarga, el EQC tarda 40 minutos en cargar del 10% al 80% con recarga rápida de 110 kW y corriente continua. La otra opción es cargar enchufado a un wallbox, con el cargador de serie de 7,4 kW, con lo que se tarda 11 horas en llenar la batería.
Equipamiento del Mercedes-Benz EQC «Edition1886» y precio
La unidad que probamos era ciertamente especial, una edición de la que solamente llegarán a España alrededor de una veintena de ejemplares. Además de lo mencionado al principio del artículo relativo al exterior, el EQC Edition 1886 tiene una dotación de equipamiento extra que añade alfombrillas con distintivos bordados «EQC»; asientos delanteros con ajuste eléctrico y función de memoria; iluminación ambiental; listones de umbral con distintivo específico iluminado; paquete de aparcamiento con cámara de 360°; paquete de asistencia a la conducción con Distronic PLUS, sistema PRE-SAFE y detección de tráfico transversal; paquete Energizing; placa «1886» en la consola central; sistema de sonido Burmester con 13 altavoces; y tapizado en símil de cuero ARTICO/microfibra DINAMICA en negro/azul índigo con distintivo «1886» bordado en los respaldos de los asientos.
Detalle de los acabados en bronce de esta edición especial. / © HYE
Pero esta edición cuenta además con una serie de servicios adicionales para hacer la vida más fácil al cliente. Estos incluyen mantenimiento y servicio posventa durante 6 años o 160.000 km (lo que antes ocurra, sin incluir piezas de desgaste); servicio de recogida y entrega al realizar los mantenimientos o reparaciones; y la ampliación de la garantía para cubrir las reparaciones de la mayoría de componentes mecánicos, eléctricos y electrónicos necesarias durante 6 años o 160.000 kilómetros. Todo esto tiene un sobrecoste de 12.075,80 euros, por lo que el Mercedes EQC «Edition 1886» cuesta 89.500 euros antes de añadir más opciones. El EQC 400 4Matic de acceso cuesta 77.425 euros, lo que lo sitúa por debajo de todos sus principales rivales: el Audi e-tron (desde 82.460 euros), el Jaguar I-Pace (80.400 euros) y el Tesla Model X (93.600 euros).
Conclusiones
El Mercedes-Benz EQC es muy buen coche a nivel general. Cuenta con una inmensa dotación tecnológica, potencia de sobra, una puesta a punto a nivel dinámico que disimula bastante bien su peso y gracias a la cual podemos ir muy rápido en curvas, y un gran confort de marcha. Sin embargo, tiene que amoldarse muy bien a tus necesidades antes de comprarte uno; y es que su autonomía real puede resultar insuficiente para un coche que por comodidad, capacidad de carga y concepto es ideal para hacer grandes trayectos por carretera y autopista.