Los coches diésel y los camiones en Europa quemaron más de la mitad de todo el aceite de palma que se consumió en el continente en 2017, un 51% concretamente y un 13,5% más que en 2016, según datos de la agencia analista del mercado de los aceites vegetales OIL WORLD. Tras una ley introducida por la Unión Europea (UE) para promocionar los biocombustibles en 2009, el aceite de palma utilizado para crear biocombustible ha aumentado de 825.000 toneladas en 2008, hasta 3,9 millones en 2017. El uso de aceite de palma en el sector del automóvil ridiculiza al utilizado en otros productos, como galletas, crema de chocolate, champú o barras de labios. De hecho, todos estos sectores solo sumaron un 39% del total.
El problema con este hecho es que la expansión del aceite de palma está llevando a la deforestación de Malasia e Indonesia, algo que contribuye al aumento de gases de efecto invernadero y amenaza a los hábitats de especies en peligros de extinción de la zona. Ambos países son los mayores productores de aceite de palma del mundo, creando el 85% de la oferta mundial. Según un estudio de Globiom para la Comisión Europea, el biodiésel de aceite de palma es tres veces peor para el medioambiente que el diésel estándar.
Producción de aceite de palma en África.
Laura Buffet, directora de combustibles limpios de Transporte y Medioambiente (T&E por sus siglas en inglés) asegura que quemar aceite de palma para cumplir los objetivos europeos de energía limpia es "la cosa más estúpida que podemos hacer en política climática". Buffet asegura que es una medida "absurda" y que la Comisión Europea tiene que asumir responsabilidades y proponer una reducción progresiva de los biocombustibles a partir de aceite de palma.
La Directiva de Energías Renovables de la UE fue presentada para acelerar el uso de energías renovables, como la solar o la eólica. Sin embargo, en el transporte ha promocionado el uso del aceite de palma, el de colza y el de soja para crear biocombustibles. El aceite de palma también se utiliza para crear electricidad o para la calefacción.
A nivel legal, los biocombustibles se cuentan como "energía limpia". Sin embargo, los biocombustibles sí generan emisiones y, si se contaran adecuadamente, las emisiones del transporte por carretera serían un 10% más altas.
En enero, el Parlamento Europeo votó y acordó dejar de contar el aceite de palma como combustible apto para satisfacer sus objetivos de energía limpia para 2021. La decisión llevó a los productores de aceite de palma en Malasia e Indonesia a posicionarse en contra y a la Comisión Europea, con el apoyo de los gobiernos español e italiano, a no apoyar la reducción progresiva del mismo.
Aún no hay una hoja de ruta a seguir en este campo, pero los expertos no tienen problemas en posicionarse. "Si los biocombustibles están pensados para reducir emisiones, mejorar la seguridad energética y respaldar al sector de la agricultura, estamos ante un triple fallo. Estamos dependiendo cada vez más en la importación biocombustibles sucios. La Unión Europea no debe desaprovechar esta oportunidad de apartarse de los biocombustibles sucios y empezar a investigar en energías renovables limpias y biocombustibles basados en residuos", apunta Buffet.