El CEO de Volvo Cars, Hakan Samuelsson, se muestra abiertamente contrario al posicionamiento de Carlos Tavares, CEO de Stellantis, respecto a su enfoque de ahorro de costes en la fabricación y negociación de componentes para sus coches eléctricos. Mientras que Tavares apuesta por un método que requiere que sus proveedores asuman parte de la subida de precios, el ejecutivo de Volvo escoge el camino de fabricar sus propios suministros de alto valor.
Si bien hemos podido ver en las últimas semanas como Carlos Tavares hacía todo tipo de movimientos en favor del ahorro de costes, en Volvo, de forma contraria, ya han mostrado su nueva manera de afrontar la fabricación y producción de sus próximos coches eléctricos. Sobre este nuevo recorrido esperan absorber gran parte de sus proveedores para proponer una línea de ensamblado propia dentro de su misma empresa, eliminando así costes añadidos derivados de la búsqueda de solvencia de terceras empresas.
Esto queda patente en su último acuerdo con la corporación Northvolt, con la que llevarán a cabo la creación de una nueva fábrica de baterías conjunta en una ubicación muy cercana a la actual factoría de Volvo Cars. Esto supuso una inversión de casi 3.000 millones de euros con la que se asegura el suministro de celdas de batería suficiente para sus vehículos eléctricos venideros, así como una menor incertidumbre económica frente a posibles cambios en la industria.
Hakan Samuelsson aseguró en una reciente entrevista al medio Automotive News Europe que su posicionamiento se decanta favorablemente a integrar dentro de su línea productiva a otros fabricantes de componentes y repuestos. «Necesitamos tomar el control de la funcionalidad en el automóvil y no solo comprar algo listo para usar de un proveedor. Cuando se trata de baterías, la plataforma informática y el software, esas son áreas en las que necesita estar integrado verticalmente».
Frente al posicionamiento que ha tomado Carlos Tavares, Samuelsson se declara completamente contrario, pues asegura que las diferentes marcas de coches piden a sus suministradores que hagan miles de variantes y cientos de pruebas hasta obtener un componente apropiado para sus vehículos, para después negociar unos bajos costes de adquisición. En Volvo Cars se niegan a hacer eso, ya que como mucho podrían negociar un uno o dos por ciento de margen con los suministradores, pero jamás un siete por cierto, como sí está buscando Tavares. «Para llegar a ese punto debería acoger su propia línea de fabricación de ese componente», ha dicho el directivo de Volvo.
Tavares aseguró la pasada semana, respecto a sus políticas de negociaciones de compra de componentes, que no debería culparse a los fabricantes de automóviles, sino más bien a los políticos europeos, a quienes el CEO critica duramente en la mayoría de sus exposiciones: «es un tipo de movilidad escogida por políticos, no por la industria». Samuelsson difiere nuevamente, ya que, bajo su criterio, esta es una opinión que perjudica a los propios fabricantes, principalmente por comercializar un producto en el que no cree su propio ejecutivo principal.
Samuelsson dejará el puesto de CEO en Volvo Cars a finales de este mismo mes de marzo después de una década en el puesto. Él fue quien tomó la decisión de electrificar la marca sueca completamente para el año 2030. También opina que «esta es una oportunidad fantástica para reconducir el sector hacia una movilidad más sostenible». Tavares, por su parte, de forma general se ha posicionado en contra de la electrificación de los vehículos; no obstante, Stellantis y todas sus marcas serán un conglomerado totalmente eléctrico en unos pocos años.