En los próximos años la tendencia será la misma. Las viejas gasolineras irán desapareciendo o convirtiéndose en puntos de recarga para coches eléctricos. El cambio es irremediable, y ahora solo falta ver cuántas grandes empresas petroleras dan el salto. Shell, una de las principales en la industria, ya cuenta con una gasolinera reconvertida a centro de recarga. Unas instalaciones novedosas que adelantan una nueva era en la movilidad.
Shell es una de las petroleras que más en serio se ha tomado la transformación a empresa eléctrica. Invirtiendo grandes cantidades de dinero en la instalación de puntos de carga, el próximo paso es la reconversión de aquellos centros que no resulten tan rentables. Fulham Road, en pleno centro de Londres, recibe la primera gasolinera reconvertida. Una estación de carga que se convertirá en referencia para los próximos pasos de la empresa y la industria.
La idea del proyecto no ha sido solo abrir un centro de carga con nueve puntos, el concepto de sostenibilidad se ha llevado al extremo. Tras barrer de la faz de la tierra los viejos surtidores de gasolina, Shell ha levantado un templo eléctrico. Maderas recicladas, paneles solares, cristales sostenibles y, lo que es más importante, electricidad para la recarga procedente de fuentes de energías renovables 100% certificadas. Más verde y sostenible, imposible.
La sostenibilidad se ha llevado al extremo: maderas recicladas, cristales sostenibles y electricidad procedente de fuentes de energías renovables.
El cambio aplicado es radical. La fría y vieja estación de servicio se ha convertido en un cisne blanco para coches eléctricos. Nueve puntos en total, cada uno con una capacidad máxima de 175 kW aseguran tiempos de recargar reducidos. A diferencia de muchos otros centros, Shell ha querido que los usuarios no tengan que esperar dentro de su coche eléctrico a que la recarga finalice. Por ese motivo ha abierto toda una estación de servicios que hará la experiencia de usuario mucho más agradable.
Zona de asientos con WiFi gratis, cafetería e incluso un restaurante en el que poder comer o cenar y, de paso, recargar tu coche eléctrico. A eso hay que sumar una pequeña tienda y unos aseos. En definitiva, una estación de carga con todos los servicios y todas las necesidades que se puedan requerir. Este solo es un primer paso de lo que está por llegar, pues la empresa quiere abrir más de 5.000 puntos de carga, aunque no todos van a ser tan espectaculares como el de Fulham Road.
No es la primera vez que Shell sorprende por su estrategia electrificada. En un acuerdo con el fabricante NIO, la empresa será una de las primeras en disponer de puntos de intercambio de baterías para los modelos de la compañía china en Europa. El propio CEO de Shell sabe de la importancia de la transición energética de la industria, aunque considera que por el momento ese cambio debe pagarse con gasolina. Un futuro sostenible no solo es posible, si no que es real, y transformaciones como esta no hacen más que evidenciarlo.