La escalada de precios por la pasó el mercado durante la pasada crisis sanitaria generada por el COVID-19 ha hecho que el precio de muchos coches se haya establecido en umbrales de los que ya será difícil que vuelvan a bajar. Esto ha llevado a que muchos coches con los que antes cualquier perdona podía llegar a plantearse comprar, hayan disparado sus taridas.
Uno de los mejores ejemplos de esto reside en el precio del BMW X5, que ahora parte por encima de los 90.000 euros, con la versión híbrida enchufable haciendo lo propio en 102.650 euros, de manera exacta.
Sin embargo, sin tener que salir de España, hay un modelo que propone una calidad interior a la altua del alemán, un tamaño incluso superior y la posibilidad de contar con un maletero más capaz que el X5: se trata del Mazda CX-80.
El que ha sido el último modelo de todos los que Mazda ha lanzado en España es, en esencia, una versión de carrocería extendida del ya conocido CX-60, al que aventaja en términos de espacio gracias a esto, pudiendo contar por ello con hasta 7 plazas y un maletero de 687 litros de capacidad, que son 187 litros más que los 500 de la versión PHEV del X5. Concretamete, el Mazda CX-80 tiene una longitud de 4,99 metros, mientras que el X5 se queda en 4,90.
El Mazda CX-80 parte en España en estos momentos de un precio de 60.444 euros en su versión mecánica e-SkyActiv PHEV, que son 42.206 euros menos que el alemán, lo suficiente como para adquirir, por ejemplo, un Toyota RAV4 con esta diferencia.
Es cierto que el X5 destaca sobremanera con respecto al CX-80 en muchos aspectos, entre ellos especialmente los de tecnología de abordo gracias al puntero sistema de información y entretenimiento de BMW, así como en potencia, ya que llega hasta los 489 CV de potencia combinada. No obstante, el japonés no ofrece una cifra de potencia precisamente contenida, ya que rinde 329 CV gracias al trabajo conjunto de un motor de 2,5 litros de capacidad y un eléctrico de 175 CV.
Este último se alimenta de una batería de 17,8 kWh de capacidad gracias a la que consigue homologar una autonomía eléctrica de 60 kilómetros con una carga completa. El alemán se desmarca en este campo hasta casi 120 kilómetros, pero la diferencia de precio es tal que si se valoran todos los aspectos, es realmente complicado justificarla.
A decir verdad, se trata de dos coches ubicados en segmentos distintos, ya que mientras que el japonés es un D-SUV de carrocería alargada, el alemán es un canónico E-SUV de corte prémium. Aun así, lo que acaba ofreciendo cada uno los plante como modelos igual de solventes a fin de cuentas para el comprador, a pesar de la enorme diferencia de precio.