Actualmente, Tesla ya es el fabricante de coches eléctricos más importante del mundo, pero en unos años su popularidad crecerá notablemente con la llegada de nuevos y asequibles modelos. Los de Austin han fijado una hoja de ruta muy importante. Dicha agenda no sólo incluye el lanzamiento del Tesla Model 2, también la construcción de numerosos centros de producción repartidos por todo el mundo. La Gigafactoría de México será una de las más importantes a escala global y su éxito dependerá en gran medida de poder tener los suministros a tiempo. Por eso, Tesla ha hecho una petición a sus socios chinos para no tener problemas de abastecimiento.
Desde hace tres años, el sector de la automoción ha tenido continuos problemas con las cadenas de suministros. El proceso de ensamblaje final de un coche requiere que todos los componentes estén en la línea sin retrasos y sin fallos. La pandemia de la COVID-19, así como el despertar automovilístico de China han provocado un verdadero caos organizativo para las empresas. Cuesta mucho encontrar piezas y en muchas ocasiones los retrasos en la producción se suceden. En los últimos meses, no obstante, hemos visto que la industria retoma su ritmo normal, pero el miedo ante un nuevo caos es más que evidente.
Tesla no quiere ni oír hablar de semejantes problemas. La Gigafactoría de Shanghái es, a día de hoy, la fábrica automovilística más prolífica del mundo. Su ritmo de producción es absolutamente demencial. Gran parte de su éxito se debe a que la cadena de montaje está alimentada por proveedores locales que insuflan piezas de forma constante. El proceso está tan optimizado que Elon Musk quiere replicarlo en México. La planta americana podría llegar a superar los números de China y de ahí la petición.
Tal y como informa CnEVPost, Tesla está solicitando a varias empresas locales de la cadena de suministros que construyan fábricas gemelas en México para así replicar el sistema asiático. La cadena industrial tan bien establecida es uno de los factores del éxito del país. El ritmo de producción es esencial y, según fuentes familiarizadas con el asunto, Tesla podría haber advertido a sus socios de posibles pérdidas millonarias si no confluyen en México. Sus componentes podrían ser sustituidos por los de otros proveedores capaces de trabajar más cerca.
La apertura de la Gigafactoría de Tesla todavía no tiene fecha concreta. Las instalaciones albergarán tecnología de última generación y un sistema de producción radicalmente diferente que acelerará los procesos hasta un ritmo nunca visto. Se espera que la inversión total, sólo por parte de Tesla, supere los 5.000 millones de dólares. Las cifras originales cifran la capacidad de producción de la planta de México en los 3,5 millones de unidades por año. Una absoluta barbaridad que dependerá en gran medida de que los proveedores tengan la capacidad suficiente como para suministrar las piezas necesarias a tiempo.