No es ningún secreto que China hace tiempo que dejó de ser el gigante dormido que siempre había sido. El país ha despuntado con el coche eléctrico como principal fuerza impulsora. La situación ha puesto en jaque a una industria que genera miles de millones y millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Europa y Estados Unidos son los mercados más amenazados y ninguno quiere que China se sienta cómoda en sus casas. Las primeras medidas ya se han tomado y no han sido bien acogidas por parte de las empresas. Thomas Ingenlath, director ejecutivo de Polestar asegura que está perplejo por la implantación de aranceles.
La transformación de la industria automovilística china ha generado muchas suspicacias en todo el mundo. Las compañías han sido acusadas de estar financiadas por el Gobierno de Xi Jinping. Una fuente inagotable de dinero que puede alterar el estado natural del sector. Ni Europa ni Estados Unidos pueden hacer frente a semejante impulso, o al menos no parecen querer tomar las decisiones que contrarresten la actitud china. Muchos grandes directivos de Norteamérica y el Viejo Continente abogan por reducir los costes mediante beneficios fiscales y subvenciones públicas. Según ellos, este es el mejor camino para impedir la proliferación de los coches eléctricos chinos.
Los aranceles no causarán el efecto que los gobiernos esperan
Sin embargo, los políticos parecen desoír el argumentario de las marcas aplicando medidas propias y muy criticadas. Estados Unidos ha sido la primera región del mundo en sancionar a las marcas chinas con aranceles portuarios del 102,5%. Es decir, las marcas chinas que quieran vender sus productos en el país tendrán que pagar más del valor total del coche, sólo en impuestos. La medida pretende que los fabricantes chinos tengan que elevar considerablemente el precio de los vehículos para que así estos no hagan competencia con los productos americanos. El principal perdedor en toda esta jugada es el cliente.
En Polestar aseguran estar horrorizados ante semejante medida, tal y como ha detallado a Automotive News Europe. "Hay una cierta errática que surge al pasar de un día para otro a aranceles del 100 por ciento". “El libre comercio ya no es fácil”. “Este no es un problema exclusivo de Polestar o de esta industria. Sólo espero que si no existe una lógica para el libre comercio, al menos podamos tener un comercio justo”. El propio Ingenlath asegura que todas estas medidas deben ser negociadas y puestas de acuerdo con los actores principales. “No se puede tener de un día para otro una línea de producción. Se necesitan meses, sino años, de preparación”.
No hay que olvidar que Polestar tiene muchos intereses en China. El Grupo Geely se sitúa tras la compañía después de la venta total por parte de Volvo. Muchos de sus coches se fabrican en oriente y deberán enfrentarse a los aranceles fijados en Estados Unidos así como otras tasas portuarias que puedan implantarse en Europa. El Parlamento Europeo estudia la posible subida de aranceles a los productos de China. Se está estudiando una posible subida del 10 al 30% que entrará en vigor en los próximos meses. Una vez más, numerosos directivos de empresas relacionadas con el sector se han mostrado reacios. La competitividad es buena, pero los fabricantes necesitan que los impuestos se relajen para ser más competitivos que sus rivales chinos.
