El bZ4X es un SUV eléctrico que llega a la gama del fabricante como el primer representante de una familia que irá creciendo en los años sucesivos. El anagrama ‘beyond zero’, representado por las siglas ‘bZ’, y la nomenclatura posterior, que se refiere al tamaño y tipo de vehículo, no hacen que su nombre sea precisamente fácil de pronunciar. Según los planes anunciados para este año, tampoco va a ser fácil hacerse con uno en los concesionarios.
Después de un arranque en falso en 2022, con algunos problemas como la paralización inicial y la suspensión de las ventas, el bZ4X está listo para regresar en 2023. Pero lo hará con pies de plomo porque el fabricante solo tiene la intención de vender 10.000 unidades, según informa Car&Driver. Además, lograr esta ‘hazaña’ ya será un éxito en comparación con los números de 2022.
El año pasado, Toyota entregó un total de 1.200 unidades, 988 solo en el cuarto trimestre. Una de las principales razones por las que sus ventas fueron tan lentas en los primeros meses fue el perno suelto que podía provocar la caída de las ruedas, lo que le obligó a retirar las unidades ya entregadas.
Alcanzar esas 10.000 unidades supone un 700% más de incremento sobre las cifras del primer año y, con eso, Toyota se conforma. Pero, ¿por qué? Se trata de una cifra muy modesta para las habituales de un fabricante tan grande como Toyota que vende, literalmente, millones de automóviles cada año.
La clave está en aprovechar los recursos
Con el mismo material con el que Toyota fabrica un bZ4X puede ensamblar seis RAV4 Plug-in Hybrid y 90 Prius. La escasez de materias primas para las baterías y la de semiconductores, que en los coches eléctricos son más abundantes que en otras tecnologías, ha hecho que el fabricante haya tenido que optimizar el empleo de sus recursos. Por eso, 10.000 unidades es, incluso, un reto.
Para lograr que este relanzamiento sea un éxito, Toyota planea una nueva campaña de promoción del bZ4X. Pero, curiosamente, no se iniciará hasta mayo, ya bien entrado el segundo trimestre. Es posible que esta sea una sutil estrategia para evitar que el invierno le juegue otro mal rato. La ficha técnica del coche indica que la versión con tracción delantera homologa 516 km de autonomía y la de tracción total 470 km. Pero, las pruebas de autonomía del medio danés fdm, realizadas en condiciones de intenso frío rebajan estas cifras a 245 y 215 km respectivamente. Si bien es cierto que casi ningún coche eléctrico cumple con la homologación WLTP estas desviaciones son muy exageradas.
Otra razón por la que el objetivo de ventas puede estar limitado es que la producción en 2022 en todo el mundo era de 1.000 unidades. Un volumen que iría creciendo hasta que en 2025 se multiplique por seis o por doce. Pero, para lograrlo, las líneas se tienen que preparar para ello y tampoco es una tarea fácil. Una vez más, es cuestión de optimizar los recursos.