El enemigo de mi enemigo es mi amigo. Esta frase, que habremos oído en más de una ocasión, podría tener hoy en día un gran sentido en la industria del motor. Este proverbio árabe siempre ha sido una consigna para reformular las estrategias ante el campo de batalla. La unión de las fuerzas puede ser la solución para la guerra eléctrica que ya está en marcha.
China mete miedo. Sus marcas trabajan a un ritmo frenético y nada parece que vaya a detenerlas a corto plazo. Europa plantea soluciones para limitar el impacto de fabricantes como BYD, lo que conlleva la unión de tres grandes marcas: Stellantis, Renault y Volkswagen. Una alianza que jamás podríamos haber considerado.
Y es que la industria está cambiando muy deprisa, mucho más rápido de lo que a la mayoría le gustaría. La llegada de la electrificación ha puesto patas arriba el status quo que hasta ahora habíamos conocido. El mercado asiático ha ido ganando peso de forma paulatina, mientras que Europa ha alentado la transformación con políticas de cambio aplicadas con excesivo entusiasmo.
La carrera eléctrica tiene un nuevo objetivo, los coches pequeños y baratos. Tal y como ya predijo el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, se espera un “baño de sangre” en la categoría. Por ahora, tras los últimos movimientos, China tiene todo a su favor para salir ganando.
Productos económicos y un refuerzo importante para la industria europea
La unión hace la fuerza y ya desde hace unas semanas han surgido importantes rumores de asociación. Francia es el principal país que presiona para la asociación de dos de sus marcas, Peugeot y Renault. Si bien, por ahora, sólo son rumores, la última evolución de la corriente también implica al mayor fabricante europeo, Volkswagen.
El eje franco-alemán podría suponer el mayor conglomerado automovilístico mundial. Millones de coches producidos al año con presencia global. Sin embargo, tal y como apuntan las fuentes, esa unión sólo se centraría en el desarrollo compartido de coches eléctricos baratos y pequeños que puedan plantar cara a los cada vez más numerosos modelos chinos.
El gran objetivo es batir a a BYD. La compañía ya es el mayor fabricante mundial de vehículos electrificados. Los últimos planes confirmados para Europa contemplan la llegada de más marcas secundarias, nuevas mecánicas y la introducción de modelos pequeños y económicos que podrían causar un tremendo impacto comercial en los fabricantes europeos.
Coches como el BYD Seagull, que para Europa será bautizado como BYD Dolphin Mini. Su precio objetivo rondará los 20.000 euros. Una tarifa que actualmente ningún fabricante es capaz de igualar, a excepción del Dacia Spring que, por cierto, también es fabricado en China.
Luca de Meo, CEO de Renault, lleva tiempo defendiendo la unión de marcas europeas, aunque en un principio no era partidario de limitar la llegada de marcas chinas. Volkswagen, Stellantis y Renault están siendo presionadas para unirse y fabricar coches eléctricos baratos desarrollados y ensamblados en el Viejo Continente.
Esta maniobra no sólo permitirá compartir gastos y ofrecer productos más económicos, también podría poner a salvo millones de puestos de trabajo en toda Europa. Muchas fábricas languidecen ante la falta de trabajo y muchos analistas consideran que la tendencia irá a peor. Por el momento, ninguna de las tres partes implicadas ha querido hacer mención alguna ante un posible acuerdo, pero los rumores siguen surgiendo y cada vez con más fuerza.