Wayne Griffiths, CEO de SEAT (y también de Cupra), ha sido muy duro con la histórica marca española. Durante una comparecencia en Barcelona ante los medios, el dirigente se ha referido al futuro que tienen por delante ambas marcas. Si Cupra es la niña bonita recién nacida del grupo alemán, SEAT parece tener un futuro bastante complicado como fabricante para encajar dentro de él. Son varias las citas que se puede entresacar de sus declaraciones y que dejan clara la triste realidad en la que ha caído SEAT en los últimos tiempos.
En sus declaraciones, Griffiths comienza diciendo que SEAT tendrá que esperar a 2026 para lanzar su primer modelo eléctrico, si finalmente se decide que lo tenga. La razón, tendrá que esperar a que estén en el mercado los dos próximos modelos eléctricos de Cupra: el Tavascan, en 2024, y el UrbanRebel, en 2025. No quiere arriesgarse a que ambas marcas se canibalicen las ventas. La cosa no acaba aquí, porque el dirigente no se estaba refiriendo exactamente a un coche eléctrico de SEAT convencional.
La siguiente declaración del CEO respecto a SEAT se refiere a que la marca se centrará en sus ofertas de combustión y “micromovilidad eléctrica”. Su futuro más cercano en este campo es el exitoso scooter eléctrico Seat Mó. Junto a él, y este es posiblemente el modelo eléctrico al que se refería para 2026, aparecerá una variante de cuatro ruedas, tal y como anticipó el Minimó, un prototipo de un cuadriciclo eléctrico presentado a finales de la década pasada y que fue archivado (momentáneamente) con la pandemia de Covid.
La puntilla de Griffiths con SEAT está en las siguientes declaraciones: “Los nuevos coches eléctricos en los que estamos enfocados en este momento son para Cupra (…) No podemos electrificar ambas marcas a la vez. SEAT es de combustión. Cupra es eléctrica”. Ser una marca solo de combustión hoy es una sentencia de muerte para mañana.
“Creo que la idea de que las dos marcas se complementen entre sí, estando en el mercado al mismo tiempo, particularmente durante esta fase de transición, tiene mucho sentido”, añade Griffiths.
¿Un resquicio de esperanza para SEAT?
De las declaraciones de su CEO se deduce que el futuro de SEAT, si es que lo tiene, está en los servicios de movilidad con vehículos eléctricos, patinetes, scooters, microcoches, que nada tienen que ver con el diseño, el desarrollo, la producción y la venta de coches, su negocio de toda la vida. Y aquí llega el que es, quizás, el único rayo de esperanza para la marca: “Estamos trabajando en una estrategia de micromovilidad para construir un vehículo de cuatro ruedas y tomar las decisiones sobre la futura electrificación de la marca SEAT en términos de automóviles que se tomará en una fecha posterior”.
Los resultados económicos de SEAT de 2022, si bien puede decirse que son los esperados, también son muy negativos. Las entregas cayeron un 18,1% respecto a 2021, pasando de 470.000 a 385.600 unidades. La marca indica que el principal motivo de este descenso ha sido la escasez de suministro. Ante la continua limitación de existencias de semiconductores y piezas, SEAT tomó la decisión estratégica de priorizar los modelos de Cupra, que tienen mayor margen que los suyos. Un movimiento que ha resultado ser beneficioso para la nueva marca y esencial para su estabilidad a largo plazo, pero que deja a la marca matriz en una situación muy cuestionable.