De un tiempo a esta parte, a Volkswagen se le están complicando mucho las cosas en cuanto a su estrategia eléctrica se refiere. Si bien las ventas crecen, los números no terminan de cuadrar. Las estimaciones no son nada positivas para los últimos compases del año. Día sí, día no, surgen rumores e informes que evidencian dichos problemas. Las fábricas destinadas a la producción de vehículos eléctricos merman su actividad. En ocasiones por la falta de pedidos y en otras, igual de graves, por una excesiva lentitud en la cadena de montaje. Volkswagen cree haber reconocido el origen de todos sus males, pero, por ahora, no han dado con la solución.
La gran desventaja de la producción compartida para todas las marcas de un mismo grupo es que, cuando un sólo componente falla, toda la cadena se cae. Si bien la ventaja principal es el ahorro de costes, las marcas viven con la soga al cuello. Nada suele fallar, pero cuando algo malo ocurre, las repercusiones son gigantescas. Todos los eléctricos del grupo apoyados en la plataforma MEB están teniendo problemas importantes. También los soportados sobre la nueva estructura SSP. Audi y Porsche han encadenado sucesivos retrasos en sus unidades por los problemas con el software.
Los retrasos podrían alargarse en el tiempo si no se encuentra una rápida solución
Sin embargo, en esta ocasión, los problemas se centran en la cadena de montaje. El Volkswagen ID.7, el último y más moderno eléctrico de la marca, fue el encargado de estrenar el bloque APP550. Se trata de la última evolución del motor eléctrico del conglomerado alemán. Una unidad que destaca por su buen rendimiento y, sobre todo, por su elevada eficiencia. La berlina ha sido el primer coche de la familia en usarlo, pero posteriormente también se ha destinado a otras unidades, no sólo de Volkswagen, también de Audi y Skoda. Esta estrategia colaborativa está suponiendo un grave problema.
Durante los primeros compases de la etapa productiva del bloque APP550 se ha descubierto que resulta mucho más complicado de fabricar de lo que en un principio se esperaba. Según informa el medio alemán, Handelsblatt, el problema reside en uno de los componentes esenciales del motor, el estator. Actualmente, la planta sólo es capaz de producir un 30% del volumen total inicialmente previsto. Volkswagen ha destinado un grupo de trabajo, de aproximadamente 50 personas, que tratan de dar con una solución al fallo. Por el momento, no hay ninguna estimación al respecto.
Esto quiere decir que la producción todavía será lenta. De hecho, se espera que diciembre sea un mes bastante negativo en cuanto a volumen de producción, al menos en Europa, que es donde se concentra el problema. Lo bueno para Volkswagen es que las plantas de China y Estados Unidos siguen operando a un ritmo normal. El bloque APP550 sólo se centra en las unidades más modernas del mercado europeo. Las plantas de Emden y Zwickau ya han tenido que paralizar la actividad recientemente. Es posible que la línea de montaje de Skoda en Mlada Boleslav también se vea afectada. Esperemos que Volkswagen dé pronto con una solución.