Hay algunos hechos que hacen pensar que el ID.3 no es exactamente el coche eléctrico que Volkswagen deseaba cuando fue presentado en 2019, durante la celebración del Salón del Automóvil de Frankfurt. El primer representante de la familia ID. eléctrica se anunciaba como un cambio histórico que marcaría un antes y un después en la marca. Un vehículo a la altura de la importancia que en su día tuvieron el Beetle o el Golf, dos de los automóviles más populares y más vendidos en el mundo.
Según un informe elaborado por el Grupo Volkswagen, en 2022 se vendieron 76.600 unidades del ID.3. El buque insignia de la marca, que tenía como objetivo ser un súper ventas, fue superado rápidamente por el ID.4, su ‘versión SUV’. Este escenario puede considerarse lógico por dos razones. La primera, la aceptación popular de este tipo de vehículos, que es actualmente mucho mayor que las de los compactos y las berlinas. La segunda es que el ID.4 es un modelo internacional que se vende en todo el mundo, en lugar de quedar destinado únicamente a Europa, como es el caso del ID.3.
Según Jato, especialista en la elaboración de listados de datos para la industria del automóvil, Volkswagen entregó el año pasado 53.015 unidades del ID.3 en Europa Occidental. Una cifra muy inferior a los 91.475 del Tesla Model 3 y unas pocas más que las 48.535 del Dacia Spring. La escasez de semiconductores, las tensiones logísticas y la situación geopolítica pueden haber afectado a estas cifras pero, ¿hasta qué punto?
Cambios acelerados en el ID.3
Un hecho que hace pensar en que el ID.3 está siendo, cuanto menos, un pequeño fracaso dentro de las expectativas de Volkswagen es su primer lavado de cara, solo dos años y medio después del lanzamiento. Tradicionalmente, en casi todas las marcas, el restyling de un vehículo llega a la mitad de su ciclo de vida que suelen ser los tres o cuatro años. En el caso del ID.3 sus primeras modificaciones importantes se dieron a conocer el 1 de marzo de 2023.
Dos años y medio delatan una aceleración del calendario, sobre todo porque el propio fabricante ha afirmado que tenía que corregir errores y defectos destacados por sus clientes y por sus compradores potenciales. El propio comunicado de prensa advertía que se habían tenido en cuenta “las sugerencias de los clientes, dando como resultado un diseño exterior más refinado y una calidad mejorada en la percepción de los materiales de la cabina”. Es un acierto mejorar el producto, pero también lo es reconocer que el producto no ha tenido el éxito esperado.
La estrategia de ventas
En este escenario, la presentación del ID. 2all es una vuelta de tuerca más sobre las preguntas que surgen acerca del posible descontento de la marca con el resultado del ID.3. Este nuevo modelo, más pequeño y económico, llega con el apelativo “all” en su nombre. Un Volkswagen para todos. El vehículo que democratizará el acceso al coche eléctrico. Las mismas expresiones que Volkswagen utilizó en el comunicado de prensa que en 2019 anunciaba la llegada del ID.3: “Electromovilidad para todos”.
En su día, la marca anunció una versión básica del ID.3 por debajo de los 30.000 € antes de las ayudas a la compra. Hoy, la versión de entrada (ID.3 Entry) se vende por 45.010 €, muy lejos de lo prometido. Evidentemente, desde este anuncio, la industria del automóvil ha vivido una pandemia y sigue sufriendo las consecuencias de la guerra de Ucrania. Dos circunstancias que han impulsado los precios al alza en todas las marcas y en todas las tipologías de propulsión. En consecuencia, la promesa de democratización parece haberse perdido por el camino.
Con la próxima llegada del ID. 2all, Volkswagen ha vuelto a recuperar estos conceptos, empezando por asociarlo con el icónico Beetle y con el primer Golf. El ID.Life, su precursor, aparecía en las fotos de familia con estos dos modelos. Incluso para su nombre, que por ahora es provisional, se ha barajado la posibilidad de emplear el de ID. Golf aunque, por tamaño, sea un vehículo que se sitúa por debajo de él. El precio para la versión de entrada del ID. 2all es de 25.000 €, menos incluso que lo prometido para el ID.3, que por otra parte es un coche de mayor tamaño, de un segmento superior.
Esto no quiere decir que, ni mucho menos, el ID.3 sea un fracaso. Las ventas no son catastróficas y la marca prepara un impulso para su producción y para su venta con las mejoras que ha introducido. Lo que no será ya es el coche del pueblo, un superventas al nivel que en su día se propuso la marca. El ID. 2all ha llegado a la oferta del fabricante para cumplir con ese cometido.