Una cosa es que lo que esperas vender y otra bien diferente lo que obtienes. Ante la era de electromovilidad Mercedes y Volkswagen han puesto mucha carne en el asador. Ambas compañías han hecho una fuerte apuesta por los coches eléctricos. Ambiciosas cifras de producción y ventas que según los analistas no se están consiguiendo, al menos por ahora. Las cifras demuestran que si bien la senda es buena, las ventas no acompañan. Un ejemplo claro es que Mercedes ha tenido que reducir significativamente el precio de sus eléctricos en China ante la baja demanda de estos.
Está claro que el mundo se mueve ahora mismo en una atmósfera de inestabilidad económica. Muchos países están anunciando reducción de objetivos de crecimiento, la salud bursátil es cuando menos débil, y los mercados se preparan para una ralentización de las ventas con la inflación disparada en muchos continentes. Ante este panorama los coches eléctricos todavía resultan difícilmente accesibles a muchos conductores, que prefieren reservarse el dinero o apostar por marcas y modelos más económicos, algo que no es especialmente bueno ni para Mercedes ni para Volkswagen.
Con el ya ex director general Herbert Diess a la cabeza, Volkswagen apostó claramente por el mercado eléctrico con el lanzamiento de su familia ID. La estrategia de futuro pasa por convertir toda la gama, aunque por ahora está costando venderla en masa. A pesar de las elevadas cifras de producción en plantas de eléctricos como Zwickau, la realidad indica que Volkswagen ha crecido menos de lo esperado en el panorama mundial eléctrico. A pesar de ello es el cuarto grupo que más ha crecido, por debajo de Tesla, BYD y General Motors. Peores son los resultados cosechados por Mercedes.
Los de Stuttgart se han propuesto muchas veces superar a Tesla, pero según un análisis de Bloomberg están muy lejos de lograr semejante objetivo. Al igual que Volkswagen, Mercedes crece en su despliegue eléctrico, pero tan sólo un 1,9% entre enero y septiembre de este año. Es la decimosexta compañía en el ranking. Este es un duro palo para una marca que ha anunciado tan fuertes inversiones en el campo eléctrico, tan fuertes como que ha declarado la barrera del 2030 como el año en el que se volverá 100% eléctricos.
En términos económicos el panorama es incluso más dantesco ya que los principales fabricantes alemanes, BMW, Mercedes y Volkswagen, han anunciado más de 100 millones de euros para ampliar su estrategia. Costes para el desarrollo de productos, tecnologías y software que tardará en verse reflejado nuevamente en las arcas de las compañías. La esperanza de todas ellas está en un pronto cambio de la situación actual, aunque los analistas no se muestran muy decididos al respecto. La crisis mundial de componentes y materiales todavía se extenderá al menos un año.
Los de Volkswagen ya saben que no llegan a sus objetivos, y por eso han decidido revaluar la situación. Oliver Blume, el nuevo CEO del Grupo Volkswagen, está pensando seriamente en retrasar dos años su proyecto más ambicioso, el proyecto Trinity. Los problemas con el software están causando duros reveses y modelos de pronto lanzamiento están postponiendo sus fechas de lanzamiento, como es el caso del Porsche Macan. Hay que tener en cuenta que los alemanes no son los únicos que están viéndose afectados por este problema ya que Toyota se encuentra en una situación muy parecida tal y como te contamos la semana pasada.