El pasado 19 de abril la empresa catalana Solarprofit anunciaba un preconcurso de acreedores sólo un día después de comunicar un ERE que afectaba al 90% de la plantilla.
El 1 de mayo saltaba la noticia de que Holaluz quintuplicaba las pérdidas y que la BME Growth suspendía su cotización, como ya había hecho con Solarprofit.
También por esas fechas, Bloomberg publicaba que Sun Power, una de las grandes compañías estadounidenses del sector, anunciaba el despido de más de un millar de sus trabajadores.
Y ahora EiDF ha anunciado también al BME Growth unas pérdidas de 32 millones de euros, lo que supone mutliplicar por 8 las del ejercicio anterior.
¿Qué tienen en común las cuatro compañías? Todas ellas tienen un peso muy fuerte de su negocio en el sector del autoconsumo solar. Además, al ser empresas cotizadas (en el caso de las españolas, en el BME Growth) han experimentado un acelerón muy rápido frente a otras entidades que han crecido de forma más sosegada, lo que ahora les ha perjudicado porque se han sobredimensionado.
"En los últimos años, el mercado del autoconsumo solar experimentó un crecimiento exponencial. En ese contexto, algunas empresas apostaron por un crecimiento adicional y esto pasaba por grandes inversiones en campañas de marketing y rápida expansión territorial por España", explica Charles Delknut, CEO de Eltex, empresa de energía solar nacida en Barcelona en 2021.
Algo en lo que coincide Héctor de Lama, director técnico de la Unión Española Fotovoltaica, UNEF, la patronal que reúne a las principales instalaciones del sector: "durante 2020, 2021 y 2022 se produjo una confluencia de tres factores para impulsar el crecimiento de la industria: el alto precio de la electricidad, los bajos tipos de interés que animaban a los usuarios a invertir en este tipo de instalaciones y la política de subsidios que en algunos casos financiaban hasta el 50% de las instalaciones. La alineación de los tres factores impulsó a muchas compañías a sobredimensionarse de forma descontrolada".
Una tendencia que se invierte
Pero a partir de 2023 se ha producido el efecto boomerang a la inversa de esos tres factores que se han confabulado para frenar y revertir la tendencia. "En ese ejercicio empezó a bajar la electricidad y ahora, en 2024, está incluso más barata que antes del 2019. A ello hay que sumar la subida de tipos de interés que, por un lado, ha provocado que los clientes destinen la inversión a otros productos o a amortizar hipotecas y, por otro, al ser a menudo instalaciones que requieren financiación han supuesto un encarecimiento de las mismas. Y en cuanto a las subvenciones, aunque se han concedido muchas, el dinero no acaba de llegar al cliente final lo que ha provocado un boca a boca disuasorio entre los usuarios", insiste De Lama.
Es decir, y parafraseando el título, la misma tormenta perfecta que auspició la expansión del autoconsumo ahora está provocando su recesión.
A estos factores hay que sumar también según algunos expertos la política china de restricciones a la exportación de tierras raras necesarias para la fabricación de las placas solares con el consiguiente encarecimiento de las materias primas.
Un caída mayor en el mercado residencial
En términos generales, tal y como recogen desde Eltex, el mercado ha pasado de las 217.000 instalaciones solares en 2022 a las cerca de 112.000 del pasado año, lo que supone una caída de prácticamente el 50%.
El descenso en cualquier caso ha sido mucho más acusado en las instalaciones domésticas o residenciales de autoconsumo que en 2023 cayó un 54% con respecto a 2022, que en las instalaciones comerciales (-41%) y las industriales (-13%), según señalan desde UNEF. "Seguramente porque en estos dos casos piensan más en el largo plazo y las decisiones se toma con un foco más racional", insiste De Lama.
Pero también hay un componente que afecta especialmente al consumo residencial: la escasa penetración del autonconsumo colectivo en la sociedad española. "El 70% de la población vive en edificios y no se están montando instalaciones colectivas básicamente porque no está desarrollada la figura del gestor del autoconsumo colectivo. En países similares al nuestro, como Portugal o Australia, por ejemplo, es muy sencillo de implantar, pero aquí la producción de autoconsumo colectiva no es apenas aprovechable", denuncian desde UNEF.
Más electrificación para promover el autoconsumo
A esta situación se une que, como denuncia De Lama, "hoy por hoy, la electricidad sólo supone entre el 20% y el 25% de nuestro consumo energético. Para que realmente avance el autonconsumo es necesario apostar por la electrificación de otros consumos que se alimentan de otras fuentes energéticas como la calefacción o los coches, por poner dos ejemplos. Sólo así, es realmente factible la descarbonización a través de las energías renovables y sólo así compensará realmente el autoconsumo."
En cualquier caso, para Delknaut, esta es una crisis pasajera. "Tanto las políticas europeas como las nacionales siempre se enfocarán a promocionar las energías renovables por lo que estamos seguros de que el mercado retomará el rumbo y mantendrá un crecimiento relevante y, sobre todo, en España, donde su potencia instalada es la mitad de mercados europeos maduros", insiste. En su caso, la compañía, Eltex, paradójicamente ha pasado de las 500 instalaciones en 2022 a más de 1.200 en el último año.
Todo ello sin olvidar que en los territorios extrapeninsulares, como Ceuta y Melilla, Canarias y Baleares, "el mix eléctrico es altamente contaminante, porque es sobre todo fósil. Y además es una electricidad mucho más cara. Allí, con la falta de espacio y la abundancia de espacios protegidos no es fácil instalar otro tipo de renovables con lo cual el autoconsumo tiene mucho sentido.", insiste De Lama.
¿Y qué pasa con los clientes?
Mientras el mercado se reajusta, lo que más preocupa a los usuarios es qué pasa con las instalaciones que ya tienen montadas o en vías de montarse. ¿Están protegidas? ¿Tienen garantías?
Aunque no existe un Fondo de Garantía de Instalaciones frente a la quiebra de empresas, como puede ocurrir con los depósitos financieros por ejemplo en el sector bancario, desde UNEF aseguran que este tipo de infraestructuras apenan requieren mantenimiento y tienen una vida muy larga: "los paneles suelen durar entre 25 y 30 años; los inversores, unos 15 años, y las baterías, en torno 20 años o 7.000 ciclos para que baje del 100% al 80%. Y en cualquier caso una cosa es la garantía de la instalación y otra la de los componentes, que corresponde a los fabricantes de los mismos".
En cualquier caso, desde Eltex acaban de abrir precisamente su servicio de mantenimiento de placas a usuarios no clientes de la compañía para paliar la posible indefensión con que se pueden quedar los clientes de las empresas afectadas. "Eltex está interviniendo para llenar este vacío con nuestros planes Eltex Care. Ofrecemos contratos de mantenimiento completos no sólo a clientes, también a no clientes, que incluyen limpieza, controles de producción y reparaciones inmediatas para asegurar que las instalaciones solares continúen operando con la máxima eficiencia."