Mientras que la viabilidad de los coches de hidrógeno volvió a reflotar recientemente, a sabiendas de que algunos fabricantes no abandonaron nunca la idea, en el sector de las motos los avances son bastante más lentos.
Ya ocurrió en la transición a monturas de dos ruedas con esquemas mecánicos 100% eléctricos, que tardaron bastante más en llegar que a la industria del automóvil y todavía no tienen la misma buena acogida.
En las motos hay menos espacio para todo, y las baterías siguen siendo demasiado grandes como para que veamos a la venta propuestas que permitan algo más allá de un uso casi exclusivamente urbano.
En medio de todo esto, los sistemas de pila de combustible de hidrógeno podrían ser el camino más corto y rápido hacia la movilidad de dos ruedas con cero emisiones. Desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) creen firmemente en ello, y así lo llevan demostrando con su propuesta de moto con este esquema alternativo a los combustibles fósiles y al uso de baterías eléctricas.
No son los únicos que trabajan en un proyecto similar y que quieren ser pioneros en la materia, pero sí que tienen amplio recorrido y llevan más de un año trabajando en el prototipo que irán mostrando por distintos puntos del planeta.
Un auténtico banco de pruebas y la base de lo que podría ser una futura moto de hidrógeno de producción en serie, aunque todavía queda mucho por hacer. La pila de combustible que utiliza la moto la suministra Doosan Fuel Cell, una empresa asiática que ya fabrica estos componentes para drones, por lo que destacan por su ligereza.
Los últimos avances van dirigidos al desarrollo de un motor de fabricación propia, pues ahora mismo utilizan un bloque eléctrico de otro suministrador, pero entienden que pueden mejorar el esquema mecánico en muchos sentidos, y la eficiencia y el peso son dos de las claves más importantes.
Su montura ya ha demostrado con éxito su viabilidad en las pruebas que realizaron hace unos meses en circuito, pero la plataforma que utilizan permite seguir probando multitud de componentes y disposiciones distintas de los mismos.
El objetivo no es otro que dar una alternativa a los combustibles fósiles, sin la penalización de peso y autonomía baja que presentan las soluciones ya existentes en cuanto a motos eléctricas se refiere. También hablan de los problemas asociados a la extracción del litio y otros metales necesarios para la construcción de los paquetes de baterías.
Además, con el hidrógeno se acabaría con el problema de los tiempos de carga actuales, pues se podría repostar en el mismo tiempo que el necesario para llenar un depósito con diésel o gasolina. Lo que, de momento, faltan, son surtidores de hidrógeno, pero eso es otro reto a suplir.
El equipo perteneciente al MIT habla ya de un prototipo que da muestras de que sería asequible a la hora de fabricar, incluso a pequeña escala, aunque todavía falta para que podamos ver algo así rodando legalmente por la vía pública.
Sólo falta que alguien encuentre su proyecto lo suficientemente viable en alguna de las visitas de la gira mundial, e invierta para que algún día se haga realidad a nivel de producción en serie.
