La nueva motocicleta eléctrica de campo del fabricante austriaco llega en medio de una crisis que azota al sector y de la que el grupo Pierer Mobility, al que pertenece KTM, no es ajeno.
Decíamos en un reportaje hace unos días “que el grupo austriaco está notando especialmente los efectos de la crisis que atraviesa la industria de la moto, y ha pasado de crecer un 15% en ventas durante la primera mitad de 2023, con un beneficio de 53 millones de euros, a unos primeros seis meses de 2024 en los que han acumulado unas pérdidas de 172 millones, en términos interanuales”.
No obstante, y como se suele decir, la mejor defensa es un ataque y parece que es lo que ha hecho KTM con su nueva Freeride E 2025, que es un modelo completamente nuevo (el anterior databa de 2014) y que ha sido pilotado por el corredor de Enduro Manuel Lettenbichler en la más exigente competición como es el Campeonato del Mundo de Hard Enduro.
Y que un piloto de esta categoría haya utilizado esta misma motocicleta eléctrica en entornos offroad tan exigentes confirma la validez de las motos eléctricas en competición y, sobre todo, del gran nivel alcanzado por la Freeride E.
¿Es en realidad una moto de Enduro?
La KTM Freeride E nació con la idea de aunar diferentes conceptos en una motocicleta que, gracias a su condición de eléctrica, además era respetuosa con el medio ambiente (bajas emisiones y ruido casi inexistente). La Freeride E es una moto de Enduro con suspensiones algo rebajadas que disminuyen la altura del sillín (está a 910 mm del suelo) en comparación con el resto de motos de la categoría. Eso, unido a una gran entrega de potencia a bajas velocidades, la permite desenvolverse también en entornos del Trial. De hecho, las primeras Freeride E llevaban una curiosa combinación en los neumáticos: uno de Enduro en la rueda delantera y uno de Trial en la trasera.
Podemos decir que la nueva versión 2025 se acerca un poco más al concepto de Enduro (las ruedas ya son 'de tacos'), pero sin abandonar aquella facilidad de pilotaje que tenía la primitiva Freeride E que se acercaba un poquito al Trial.
La marca asegura, por otro lado, que el no tener marchas y el poder disponer del accionamiento de los frenos en ambas manos (como en las bicicletas) hace que el manejo, en zonas técnicas, sea más fácil en la Freeride E que en cualquier otra moto de combustión.
Un motor que deslumbra
El nuevo motor ofrece una potencia nominal de 11 kW, con picos de potencia de hasta 19.2 kW y más de 37 Nm de par motor. La velocidad máxima declarada por KTM es de 95 km/h, suficiente para tener fuertes sensaciones por los caminos. La firma austríaca dice que la nueva unidad motriz es mucho más silenciosa, y que está mejor refrigerada (se ha optimizado el sistema de refrigeración líquida), con un gran tratamiento anti agua y anti polvo.
Tres son los modos de conducción que dispone (ECO, NORMAL y SPORT) y tres los ajustes de recuperación de energía (OFF, MID y HIGH).
El control de tracción es ajustable para poder limitar o aumentar el deslizamiento de las ruedas. Para terminar con el aspecto de la seguridad, se instala un sensor de vuelco, que corta la corriente en caso de caída.
La batería MX50 de iones de litio pesa 29 kg y es extraíble, lo que nos permite tener una segunda unidad. La capacidad es de 5,5 kWh (1,5 kWh más que la de la anterior Freeride E), lo cual permite un aumento de la autonomía en un 20% (en conducción de ‘Enduro auténtico’ puede durar entre 2 y 3 horas). KTM declara que la duración de la nueva batería puede soportar más de 1.000 ciclos de carga antes de descender al 80% de efectividad. La carga completa en un enchufe doméstico se estima en unas 8 horas.
El chasis también es de nueva factura
La parte ciclo de la nueva Freeride E es completamente nueva, con una geometría diferente que prima la estabilidad y el confort (la distancia entre ejes se ha aumentado). El chasis es de acero al cromo-molibdeno y utiliza al motor como parte portante, es decir, que también sirve como estructura (a él se anclan diversos componentes). El subchasis, por su parte, es de aluminio. El peso total declarado por KTM no llega a los 112 kg.
Las suspensiones recurren a componentes WP, con una imponente horquilla invertida WP XACT (43 mm de barras) fácilmente ajustable y que llega a los 250 mm de recorrido. Por su parte, la trasera basa su funcionamiento en un sistema monoamortiguador con un amortiguador WP XPLOR y sistema PDS de progresividad (no lleva bieletas), que aporta 240 mm de recorrido.
Disponible en enero de 2025
Las primeras unidades saldrán de la fábrica a finales de este 2024, por lo que KTM asegura que a primeros de 2025 estarán disponibles en las tiendas. No han desvelado el precio pero se entiende que tanta tecnología tendrá su fiel reflejo en él. Como es matriculable, se podrá circular por carreteras y por los caminos en los que los vehículos a motor estén permitidos. Esperamos que las motos eléctricas abran de nuevo muchos de los senderos que poco a poco se han ido cerrando al tráfico: no contaminan y no hacen ruidos, dos de los aspectos que más han perjudicado a las motos de combustión. Veremos.
Más información en: KTM Freeride E 2025