Desde el inicio de la llegada de las motos eléctricas, ya cada vez más habituales, los moteros de toda la vida han echado de menos algunas de las características que convirtieron a estos vehículos de dos ruedos en los preferidos por sus usuarios para rodar los fines semana.
Estamos hablando de un público que busca una experiencia de conducción especial y que no está dispuesta a renunciar a la ligera a las sensaciones. La moto eléctrica no puede ser un scooter y, en cierto modo, eso es en lo que se han convertido.
Los fabricantes se han dado cuenta de que se habían alejado bastante de los diseños tradicionales que tanto gustaban, por lo que recuperaron las estéticas naked y deportiva que funcionan y que seguirán haciéndolo, por tradición.
Pero hay un detalle que no consideraron suficientemente en su día y que cualquier motero nota en cuanto se sube a la montura, si es que llega a montarse sin haberlo visto antes. La ausencia de palanca de embrague en la parte izquierda del manillar no sólo causa un gran impacto visual, sino que también empeora las sensaciones a los mandos.
No tener el control del par o fuerza de empuje implica una pérdida abismal en la experiencia de conducción y, simular su funcionamiento, puede ser una manera de convencer a los potenciales clientes de moto eléctrica.
Zero, por ejemplo, ya tiene patentado un sistema que recupera el embrague, pues no hay caja de cambios alguna en una motocicleta de estas características. Es, por tanto, un embrague fake pero que en la práctica permitiría regular el par entregado por el motor, así como reajustar los niveles de frenada regenerativa, esto último en busca de las sensaciones de retención del freno motor de una moto de gasolina.
Puede parecer algo prescindible, pues no lo necesita, pero, a nivel psicológico y de sensaciones, aporta algo que, de momento, casi ningún usuario de moto de media y alta cilindrada está dispuesto a perder.
También se está pensando en la posibilidad de imitar el tacto de la maneta izquierda. En una montura de combustión puede servir para accionarla y soltarla rápidamente en combinación con un golpe de gas, que puede llegar a levantar la rueda delantera si se hace de la manera adecuada. O, incluso, darle el uso de freno trasero, como ocurre en los scooters y ciclomotores, también en los de gasolina.
Zero no es el primer fabricante que ya ha pensando en esto, pues Kymco lleva años anunciado un sistema de falso embrague, aunque funcional, que podría presentarse junto con las esperadas Kymco SuprNEX y Kymco RevoNEX, cuya producción en serie lleva años restrasándose.
Quizá, a corto plazo, sea una manera óptima de salvar la moto eléctrica y de acabar con uno de los hándicaps más notables a juicio de un motero acostumbrado a las monturas de toda la vida.