Una nueva ley europea sobre contaminación podría poner en apuros a los coches híbridos

Los híbridos, y en menor medida los híbridos enchufables, podrían verse perjudicados en cuanto a la asignación de las etiquetas medioambientales con la nueva ley de medición de consumos de la Unión Europa.

 Una nueva ley cambiaría la forma en la que se asignan las etiquetas ambientales.
Una nueva ley cambiaría la forma en la que se asignan las etiquetas ambientales.
29/11/2019 13:30
Actualizado a 16/12/2019 12:37

Una nueva ley europea que obligaría a medir el consumo real de los vehículos, tanto de combustión como eléctricos, podría cambiar los criterios de asignación de las etiquetas medioambientales de la DGT, lo que perjudicaría sobre todo a los vehículos híbridos. Cada estado estaría obligado a controlar el consumo de los vehículos de forma continua para lograr que no se caractericen sólo por su tecnología sino por el uso que se hace de ella y por los consumos reales que esto implica.

El distintivo ambiental que asigna la DGT categoriza a cada uno de los vehículos en función del tipo de combustible y de la energía que utiliza para moverse, la normativa de emisiones que cumple y el año de fabricación. Entre ellas, las dos etiquetas que han creado más polémicas son la "0" y la "ECO".

La etiqueta "0" distingue a los vehículos "cero emisiones ". La DGT se la otorga a vehículos 100% alimentados por batería (BEV) o por pila de combustible,  a los híbridos enchufables (PHEV) y los eléctricos de autonomía extendida (REEV) con una autonomía mínima de 40 kilómetros.

La segunda, la etiqueta "ECO", es para los vehículos híbridos enchufables con autonomía menor de 40 kilómetros, vehículos híbridos no enchufables o híbridos completos (HEV), los vehículos propulsados por gas natural (GNC y GNL) o gas licuado del petróleo (GLP). En todo caso, deberán cumplir los criterios de la etiqueta "C".

Protocolo anticontaminación en Madrid

Protocolo anticontaminación en Madrid.

¿Dónde está la polémica?

La polémica está servida desde el momento en el que ciudades como Madrid, Barcelona y otras grandes urbes europeas han empezado a prohibir, mediante sus protocolos anticontaminación, el acceso a las zonas céntricas a los vehículos más contaminantes según la etiqueta de la que dispongan –o la ausencia de ella–. Hacer depender el acceso a una ciudad de la etiqueta medioambiental ha puesto sobre la mesa la realidad de la contaminación de los vehículos, que no solo depende de la tecnología del coche y de su antigüedad, sino también de la forma de uso y de los hábitos de conducción.

El ejemplo más claro de las deficiencias de este criterio está en los híbridos, tanto enchufables como no. En el caso de los enchufables, que cuando homologan más de 40 kilómetros de autonomía en modo eléctrico son considerados exactamente iguales que un eléctrico puro, la casuística está clara. Hay usuarios que nunca cargan el coche, bien porque no pueden, si no disponen de punto de recarga vinculado, bien porque realmente no quieren. Habrá casos en los que los híbridos enchufables puedan consumir, y por lo tanto emitir, tanto o más que un vehículo de gasolina (o diésel) normal y casos en los que contaminarán lo mismo que un eléctrico puro.

El caso de los híbridos completos o no enchufables es todavía más flagrante. La DGT los ha caracterizado como vehículos ECO cuando realmente disponen de una batería muy pequeña que tan solo es capaz de moverlos con electricidad durante un par de kilómetros. Además, siempre necesitan para recargar la batería la energía que les proporciona la gasolina que alimenta el motor de combustión. Su eficiencia proviene de la capacidad que tienen para recuperar la energía que se pierde en las frenadas y deceleraciones y devolverla a la batería, que en los coches de gasolina y diésel se pierde definitivamente. De esta forma, pueden alcanzar un nivel de emisiones EURO 4/IV, la misma que un diésel o gasolina y seguir siendo considerados "ECO".

La nueva ley

El ICCT (The International Council on Clean Transportation. Technical) es el organismo europeo que se encarga de la investigación y el análisis de las políticas ambientales en el sector del transporte. Este Consejo ha advertido que una nueva ley europea obligará a medir los consumos de los coches de una manera mucho más precisa no solo de combustibles fósiles sino también de electricidad:

"La nueva legislación europea sobre CO2 para turismos y vehículos comerciales ligeros exige que la Comisión de la Unión Europea controle el consumo real de combustible y energía eléctrica". En el caso del consumo de energía eléctrica hay otro parámetro que también se tendrá en cuenta: su procedencia. No es lo mismo que la energía proceda de un motor de combustión o que lo haga de fuentes renovables, lo que afecta significativamente a los híbridos completos.

Una de las grandes dificultades que alberga esta nueva ley es que implica nuevos medidores de consumo y nuevos sistemas de transmisión de datos para que sean estudiados por la Unión Europea. Porque la intención no es penalizar a los usuarios sino conocer realmente cuanto contamina cada vehículo. Esto obliga a una serie de desafíos técnicos en los que la tecnología 5G puede tener un especial protagonismo.

Recarga-vehiculo-electrico

Por ahora, no se sabe el recorrido que puede tener esta nueva legislación. Sin embargo, hace posible que las etiquetas actuales que categorizan un coche, se cambien por "etiquetas personales" que hagan depender del uso que cada uno haga del coche para calificarlo de una forma u otra.