El debate sobre la huella de carbono de un coche eléctrico frente a uno de combustión sigue generando discusiones, a pesar de que diferentes estudios han demostrado que la contaminación total de un coche eléctrico a lo largo de su vida útil es menor -incluso contando con la producción de la batería- que la de un coche de combustión equivalente. Ahora Volvo ha querido aportar otro estudio detallado analizando la huella de carbono del C40 Recharge eléctrico, dependiendo de si se recarga con energía renovable o con el mix europeo actual, y comparándola con la de un XC40 con motor de gasolina.
Volvo ha hecho un llamamiento a las autoridades públicas e instituciones privadas (a todas las partes, en definitiva) para que se aumenten las inversiones en energías con bajas emisiones de CO2 para poder así aprovechar al máximo las ventajas de los coches eléctricos en lo que a reducción de emisiones se refiere. Y es que una cosa está clara: aunque los coches eléctricos contribuyen directamente a la mejora del aire en las ciudades (pues no tienen tubos de escape emitiendo gases), sí tienen un impacto indirecto que varía dependiendo de cómo se genere la electricidad con que se alimentan.
Por eso Volvo ha querido publicar un estudio comparativo con la huella de carbono total del C40 Recharge eléctrico dependiendo del origen de la energía con que se recargue, y comparándolo también con la huella de CO2 de un XC40 con motor de gasolina. El impacto medioambiental del modelo eléctrico es menor en todos los casos, pero la diferencia respecto al modelo de gasolina es tanto mayor cuanto más "limpia" sea la producción de electricidad, pues el uso del vehículo es el mayor causante de emisiones en su vida útil.
Huella de CO2 total (en toneladas) suponiendo una vida útil de 200.000 kilómetros en función del mix energético.
Según los datos de Volvo, con el mix eléctrico global actual (en torno al 60% de la electricidad se genera a partir de combustibles fósiles), el C40 Recharge eléctrico tiene una huella de carbono un 15% menor que el que el XC40 de gasolina en una vida útil estimada en 200.000 kilómetros. En estas circunstancias, un C40 Recharge emite hasta 50 toneladas de C02 durante la vida útil del vehículo, reduciendo significativamente las ventajas a nivel medioambiental de un coche eléctrico frente a uno con motor tradicional.
Sin embargo, si se carga el C40 Recharge con el mix eléctrico de la UE-28, la huella de carbono del modelo eléctrico se reduce a 42 toneladas durante su vida útil, casi un 30% menos que la del XC40 con motor de gasolina. La diferencia aumenta todavía más si la electricidad proviene únicamente de energía eólica (algo difícil de conseguir en la práctica), gracias a la cual un C40 Recharge eléctrico tendría un impacto de 27 toneladas de CO2 a lo largo de su vida útil, menos de la mitad que las 59 toneladas de un XC40 de gasolina.
La producción de un C40 Recharge genera un 70% más emisiones que un XC40 de gasolina.
Fabricar un eléctrico contamina más, pero se puede compensar a lo largo de la vida útil
El informe pone de manifiesto la importancia del origen de la electricidad para que podamos hablar de una verdadera reducción de las emisiones, no sólo en el centro de las ciudades sino a nivel global (o macro, si se prefiere). Y la razón es sencilla: según los datos de Volvo, producir un C40 Recharge eléctrico genera emisiones un 70% superiores a las de un XC40 de gasolina. Esto se debe principalmente a la gran huella de carbono que genera la producción de la batería y del acero utilizado en el vehículo, así como a la mayor proporción de aluminio presente en el modelo eléctrico.
La fase de "Producción de materiales y refinado" (sin incluir la producción de los módulos de baterías de iones de litio) genera 18 toneladas de dióxido de carbono en el C40 Recharge, casi un 30% más en comparación con el XC40 con motor de combustión, debido principalmente al aumento de materiales del C40 Recharge y a la mayor proporción de aluminio. Si se incluyen también los módulos de la batería de iones de litio y la fabricación de Volvo Cars (es decir, la producción del coche como tal), las emisiones de gases de efecto invernadero son casi un 70% mayores en el C40 Recharge que en el XC40 de gasolina. Sin embargo, al incluir las emisiones durante el uso del coche, la huella de carbono total del C40 Recharge es menor frente al modelo de gasolina en cualquiera de los tres escenarios analizados (mix eléctrico global, mix eléctrico UE-28 y mix 100% renovable).
El aluminio es responsable del 30% de las emisiones generadas en la producción de los materiales, por encima de la batería (28%).
La producción de todos los materiales necesarios y su refinado es responsable de generar 18 toneladas de CO2, un 43% del total del vehículo (si tenemos en cuenta el mix energético de la Unión Europea). Dentro de este último apartado, la producción del aluminio y el acero es responsable de casi la mitad de esas 18 toneladas (30% y 19%, respectivamente). Producir los módulos de la batería contribuyen en un 28%, la electrónica y cableado en un 9% y los polímeros en un 7%. Todavía quedan otros materiales a considerar como fluidos (3%), lo que Volvo denomina "otros metales" (2%), el caucho de los neumáticos (1%) o el cobre (1%), que tienen un impacto poco significativo.
La producción de la batería genera 7 toneladas adicionales. La producción del coche en las fábricas de Volvo produce 1,4 toneladas y el tratamiento al final de la vida útil del vehículo genera 0,5 toneladas de CO2, representando una pequeña proporción del total. Conducir el propio coche durante 200.000 kilómetros genera entre 0,4 y 24 toneladas de CO2 dependiendo del mix energético.
El punto en que el C40 eléctrico empieza a compensar sus emisiones depende del mix energético.
Por esa razón, el punto de ruptura -el momento en que el SUV eléctrico comienza a compensar sus emisiones de CO2- es diferente según el mix energético utilizado. Si la electricidad proviene de energía eólica, el C40 Recharge empieza a ser menos contaminante que el XC40 de gasolina después de recorrer apenas 49.000 kilómetros. Con el mix energético actual de la Unión Europea, la cifra anterior asciende a 77.000 kilómetros. Con el mix energético global, el SUV eléctrico necesita 110.000 kilómetros para ser "rentable" a nivel medioambiental.
En lo que respecta a sus propias operaciones, Volvo Cars aspira a una fabricación neutra en emisiones de carbono en todas sus fábricas para 2025. En la actualidad, todas las plantas europeas de Volvo Cars funcionan con un 100% de electricidad limpia, mientras que su planta de Torslanda, en Suecia, es totalmente neutra desde el punto de vista climático. En el resto del mundo, sus plantas de Chengdu y Daqing, en China, también funcionan ya con electricidad baja en emisiones de carbono.
Puedes consultar el informe completo sobre el impacto de emisiones aquí.