Los coches eléctricos no solo suponen una revolución en el sistema de tracción, que cambia el motor de combustión por uno eléctrico y el depósito de combustible por una batería. Además de la necesidad de sistemas electrónicos más complejos que gestionen todos los componentes, el sistema de frenado es uno de los grandes damnificados. El frenado regenerativo aprovecha la energía de las desaceleraciones y realiza buena parte de su función, quedando los frenos mecánicos de toda la vida relegados a un segundo plano.
Uno de los fabricantes de sistemas de frenos más importantes del mundo es Brembo. La multinacional italiana, fundada en 1961, fabrica sistemas de freno para modelos de altas prestaciones, vehículos premium y motocicletas, que son utilizadas por las marcas más prestigiosas del mundo.
Brembo se enfrenta a dos nuevos escenarios. La electrificación del automóvil que si bien no hará que desaparezcan los frenos mecánicos, si cambiará su filosofía. Seguirán siendo necesarios y deberán estar ahí, aunque solo sea por seguridad. Sin embargo, cada vez son más los modelos que no necesitan el uso del freno ni siquiera para detenerse, por lo que el uso de las pinzas y los discos es cada vez más reducido, tanto que las pastillas pueden durar miles de kilómetros sin cambiarse.
Además, aunque parte de su función la realizará el motor eléctrico con el sistema de regeneración, cuando entren en acción los frenos mecánicos, serán excesivamente ruidosos, en un vehículo en el que prácticamente no hay ruidos. Brembo se plantea un escenario futuro de conducción autónoma, en el que los pasajeros ni siquiera conducirán el coche y viajarán durmiendo, trabajando o viendo una película. Por lo tanto, desarrollar frenos más silenciosos es otro de los desafíos a los que se enfrenta la compañía, que busca expandirse más allá de su línea de negocio tradicional. Para ello, se plantea la adquisición de nuevas empresas que le permitan expandirse a dispositivos digitales y mantenerse al día con los cambios en la forma y uso de los nuevos modelos eléctricos.
Matteo Tiraboschi vicepresidente ejecutivo de Brembo.
Esta estrategia es la que ha tomado el fabricante alemán ZF Friedrichshafen, que compró este año a su rival estadounidense Wabco por más 7.000 millones de dólares fortaleciendo así el desarrollo de productos relacionados con en tecnologías de conducción autónoma. "Los automóviles serán cada vez más un servicio", asegura Matteo Tiraboschi vicepresidente ejecutivo de Brembo.
El rendimiento de los vehículos pasará a un segundo plano porque los motores eléctricos ofrecen todos ellos unas grandes prestaciones gracias a que liberan el par motor desde cero. Los clientes valorarán más el interior, la comodidad, el espacio, el infroentretenimiento y la fiabilidad. Brembo está desarrollando mecanismos eléctricos de frenado por cable más livianos, que se emplearán en los coches eléctricos reemplazando los frenos hidráulicos tradicionales, pero esto no es suficiente.
Las opciones de Brembo
Según Tiraboschi, Brembo está analizando el sector en la búsqueda de empresas que desarrollen sistemas relacionados no solo con la electrificación, la electrónica y la conducción autónoma, sino también en el infroentretenimiento. Su objetivo es tan elevado que se plantea adquirir empresas tan grandes como ella, cuya capitalización actual es de unos 3.100 millones de euros. Con la vista puesta en esta estrategia, a principios de este año, la compañía aprobó un esquema de participación accionarial en el que permite a las familias tradicionales, propietarias de la marca, mantener el control incluso si su participación cae por debajo del 50% después de una adquisición.
Tiraboschi dijo que Brembo aspira a duplicar sus ingresos en los próximos años a pesar de que las previsiones indican que sus ventas se reducirán entre un 2% y un 3% este año debido a los cambios en la industria. Según los analistas, los sistemas de frenos regenerativos conectados al sistema de gestión energético de los coches eléctricos, reducirá la cantidad que los fabricantes de automóviles y los consumidores están dispuestos a gastar en pinzas, pastillas y discos tradicionales. Por lo tanto, el objetivo es difícil de cumplir si Brembo no diversifica sus líneas de negocio. La empresa ya posee una alta cuota de mercado: "debemos pensar en algo diferente de los sistemas de frenado".
Ferrari utiliza tradicionalemente sistemas de freno de Brembo.
Luca Testa, de la consultora AlixPartners, asegura que los frenos tradicionales perderán relevancia. Serán más pequeños, más baratos y requerirán menos mantenimiento. Sin embargo, Tiraboschi, está convencido de que la movilidad eléctrica no marcará el final de los frenos tradicionales, ya que los sistemas de frenos de alto rendimiento, que son los que trabaja principalmente la marca, se instalan fundamentales en coches muy pesados. "En una carretera de montaña o en situaciones en las que necesita frenar repentinamente, requerirá la presencia de los frenos tradicionales. No puedo imaginar que pueda frenar con seguridad solo con un sistema eléctrico, si conduce un automóvil de alto rendimiento".