Nos encontramos en una época de cambios profundos en la forma en que nos desplazamos gracias a la llegada de un automóvil eléctrico con baterías de mayor autonomía y una tecnología de conducción autónoma que se encuentra en pleno desarrollo. La llegada del automóvil compartido a las ciudades será progresiva y no lo hará de la misma forma en todas las urbes, mientras que los motores de combustión seguirán teniendo un papel relevante de aquí a 2030 gracias a la reducción de su consumo y emisiones.
Después de analizar esta progresión y hacer sus propios pronósticos en cuanto a movilidad y energía a nivel global, Cepsa ha presentado en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), en Sevilla, su informe 'Cepsa Energy Outlook 2030', en el que la compañía profundiza en las tendencias de la sociedad y el mercado de la energía en el futuro, y que, entre otras variables, pronostica que las ventas mundiales de vehículos eléctricos –incluidos los híbridos– en el año 2030 alcancen el 41 por ciento del total, aún por debajo de los de motor de combustión interna, que representarán el 59 por ciento, según estas previsiones.
En todo caso, y a pesar de que los vehículos eléctricos ganarán terreno, la flota de vehículos en el año 2030 seguirá estando mayoritariamente formada por los de combustión, que representarán el 85 por ciento del total, según este informe.
El director de Estrategia de Cepsa, Héctor Perea, ha señalado que este informe representa "una mirada a 2030" en el que la compañía intenta "dar respuesta a muchas de las incertidumbres actuales acerca del reto de la transición energética".
De este modo, en el informe se hace "una mirada panorámica, global, sobre cómo avanza la energía a futuro", y anticipa "un importante aumento de la eficiencia a largo plazo como una de las herramientas fundamentales para abordar la transición energética", según ha puesto de relieve Perea, quien ha señalado que Andalucía es una "región fundamental" para Cepsa.
Ha explicado que en el informe se anticipa que, "a nivel global, el petróleo va a seguir aumentando su demanda, pero lo hará a una tasa menor a periodos anteriores", mientras que las energías renovables "van a jugar un papel fundamental en el desarrollo de la transición energética".
El informe contempla "la electrificación del transporte como una posibilidad", según ha confirmado el representante de Cepsa, quien, no obstante, ha precisado que hay que "medir las perspectivas sobre cómo la electrificación del transporte puede contribuir a ciertos retos del cambio climático".
El representante de Cepsa ha explicado que la empresa ha buscado realizar un informe detallado y, a la vez, accesible, y que se estructura en torno a dos grandes bloques, uno sobre el contexto global del mundo de la energía, y otro con una proyección para España hacia el horizonte de 2030.
A nivel mundial, el informe prevé que la demanda energética crecerá, entre 2015 y 2030, a un ritmo que será la mitad que en el periodo anterior, debido a las mejoras en eficiencia, que evitarán que la demanda energética sea un 25 por ciento mayor de lo previsto.
El mix de la energía de 2030 seguirá estando dominado por el petróleo, el gas y el carbón, si bien las renovables van ganando terreno rápidamente, según apunta el informe, que también pronostica que la demanda de petróleo en 2030 será un diez por ciento mayor que la demanda actual, aunque crecerá a un ritmo más lento debido a la mejora de la eficiencia de los combustibles y a la incorporación de otras fuentes de energía.El transporte sigue aumentando la demanda de combustibles y representará un 60 por ciento del consumo mundial en 2030, y el diésel y la gasolina seguirán dominando la demanda de productos del petróleo en todas las regiones.
El motor térmico seguirá dominando
En 2030, los motores de combustión térmica (ICE por sus siglas en inglés) seguirán compitiendo con los vehículos eléctricos y las nuevas formas de movilidad a la vez que los ingenieros se seguirán esforzando en desarrollar unidades cada vez más limpias y eficientes para cumplir con los objetivos de emisiones. Estos últimos, que llegarán con la última generación de motores a través de los nuevos vehículos que se vendan, serán los que contribuyan a un gran avance en términos de eficiencia.
Según la Comisión Europea, se estima que en los próximos 15 años se mejorará el consumo de combustible de los motores un 3,6% de media anual. Esto se traduce en que, partiendo de los 4,7 litros/100 km que se registraron en 2015, los motores pasarán a consumir 3,8 litros/100 km de media en 2020, 3,3 litros/100 km en 2025 y alcanzarán la cifra de 2,7 litros/100 km para 2030. Del mismo modo, las emisiones de 119 gramos de CO2 por km recorrido pasarán a 95 g/km en el próximo lustro, a 81 gramos en 2025 y alcanzarán los 66 g de CO2/km para 2030.
Por regiones, la Unión Europea continuará liderando el progreso en los estándares de eficiencia para los motores de combustión. De los 7,1 litros/100 km que se obtienen a día de hoy, los motores a gasolina pasará a consumir 5 litros/100 km en 2030, con lo que se ampliará en un 43% la distancia que se puede recorrer con un litro de combustible fósil: de 14 kilómetros en 2015 a 20 kilómetros en 2030. Teniendo en cuenta la evolución de los cuatro principales mercados automovilísticos (UE, EEUU, India y China) se espera que para 2030 la progresión global en términos de eficiencia permita motores entre un 25 y un 30% más eficientes que a día de hoy.
Las baterías liderarán el cambio
La capacidad de almacenar grandes cantidades de energía eléctrica será una de las principales tecnologías disruptivas que permitirán tal evolución en el mercado de automóviles. Mientras que a día de hoy el vehículo eléctrico únicamente se lleva el 1% de cuota de mercado a nivel global, se estima que para 2030 tal cifra aumente hasta un 15% de las ventas. Esto será posible gracias al abaratamiento de las baterías de ion-litio.
En la actualidad, un kWh de almacenamiento energético en batería de iones de litio tiene un coste medio estimado de 270 dólares. Esta cifra se reducirá progresivamente hasta alcanzar los 100 dólares por kWh en el año 2030. Por el contrario, la capacidad de almacenar energía con mayor densidad por parte de las baterías irá in crescendo desde los 300 Wh/litro de la actualidad hasta 545Wh/l en 2030. Esta combinación de factores permitirán, además de abaratar en gran medida los costes de los vehículos eléctricos, almacenar una mayor cantidad de energía proveniente de fuentes renovables como la eólica o la solar.
A pesar de los progresos tecnológicos y de costes que beneficiarán en gran medida el vehículo eléctrico, en 2030 los automóviles con motor térmico continuarán siendo mayoritarios. Se estima que en 2020 todavía el 91% de las ventas sean motores térmicos, mientras que el 6% serán híbridos y el 3% restante eléctricos. Para 2030 la electrificación progresará en gran medida, hasta un 40% de loas ventas, repartidas en un 15% los eléctricos y otro 25% los híbridos, con lo que el 60% restante continuarán siendo motores de combustión interna. A diferencia del gigavatio de capacidad instalada con el que contamos actualmente, el almacenamiento energético de la red alcanzará los 40GW para el año 2030.
La nueva movilidad que llegará en 2030
En la actualidad existen un gran número de tecnologías que contribuirán de manera decisiva al desarrollo de sistemas de movilidad eléctrica, conectada y compartida En cambio, la mayoría de ellas necesitan todavía un desarrollo que se estima que llegará a su punto álgido en el año 2030. El internet de las cosas, la presencia masiva de teléfonos inteligentes y las tecnologías digitales permitirán crear redes de movilidad compartida basadas en plataformas en línea.
Las aplicaciones de movilidad permitirán a los usuarios seleccionar el tipo de vehículo y la modalidad de renta que mejor le convenga en cada ocasión según sus necesidades. Por otro lado, la tecnología de reconocimiento facial, el procesamiento de datos en la nube, las nuevas interfaces de control de los vehículos y la tecnología de telecomunicación 5G permitirán crear vehículos autónomos y conectados que lean e interpreten las luces y señales de las vías urbanas, que compartan sus decisiones en la nube con el resto de usuarios de la vía y que puedan ser controlados mediante órdenes de voz y gestos.
La movilidad se extenderá a través de una mayor incursión de las baterías de ion-litio (y otras nuevas químicas) en los sistemas propulsores, gracias a autonomías que podrán superar con facilidad los 1.000 kilómetros y unos costes de almacenamiento energético que no superarán los $100 dólares el kWh. La nueva química de las baterías será artífice de ello, con la introducción de nuevas fórmulas como las baterías de estado sólido, el litio-sulfuro y el litio-oxígeno, permitiendo así obtener un rendimiento mucho mayor de los paquetes de celdas en un espacio muy reducido y a un menor coste. La carga inductiva permitirá a los vehículos recuperar energía en la vía pública durante paradas técnicas a través de un sistema sin cables basado en campos magnéticos. Por último, la irrupción de nuevos materiales más resistentes y ligeros como aleaciones de acero avanzadas, aplicaciones de aluminio y materiales composite de nueva generación reducirán considerablemente el peso de los vehículos, lo que se traducirá en un aumento considerable de su eficiencia.
El ecosistema de la nueva movilidad
El coche eléctrico, apoyado por unos costes para las baterías mucho menores y por una infraestructura de recarga completa, será la primera palanca para la creación de flotas de vehículos compartidos. Ventajas tales como el menor coste de la energía eléctrica y la necesidad de un mantenimiento mucho menor serán determinantes en unos vehículos que tendrán que sufrir las consecuencias de un ratio de uso mucho mayor que el de un vehículo particular. Por su parte, la tecnología de conducción autónoma facilitará la implantación masiva del vehículo eléctrico compartido como solución a la movilidad urbana y promoverá la instalación de puntos de recarga en las afueras de las ciudades, lejos de los centros congestionados de las urbes. Del mismo modo, el coche autónomo será un decisivo detonante del uso de flotas compartidas, tanto a través del abaratamiento del servicio como mediante la mejora del servicio y su valor a través de la tecnología de inteligencia artificial.
En definitiva, el trinomio vehículo eléctrico, coche autónomo y conectado y movilidad compartida formará un ecosistema tecnológico que permitirá, mediante una simbiosis altamente beneficiosa para cada uno de ellos, evolucionar hacia nuevas formas de transporte urbano más eficientes y respetuosas con el medio ambiente. Aún así, cada ciudad tendrá su propio ecosistema de movilidad que la hará única, ya que las distintas características de cada urbe comportarán necesidades diferentes entre ciudades, por lo que no existirá una única solución de movilidad válida, sino diversas combinaciones de varias tecnologías y transportes.
A día de hoy, estas tres tendencias tecnológicas para la movilidad se encuentran en estado embrionario. La movilidad compartida ha tomado la iniciativa y ya son numerosas las ciudades que empiezan a ofrecer soluciones de este tipo, pero sin la tecnología que servirá de detonante para el cambio definitivo en los métodos de transporte personal. Por su parte, el coche eléctrico cuenta con una penetración de mercado de solamente el 1%, por lo que todavía tiene mucho camino por recorrer hasta convertirse en mayoritario. En cambio, respecto a la tecnología de conducción autónoma, aunque se han hecho grandes progresos en los últimos años, todavía está muy lejos de estar en condiciones de ser aplicada a usos comerciales.
Se espera que entre la movilidad tradicional y la de la movilidad bajo demanda exista una etapa de transición que parece estar naciendo en la actualidad. Dicha etapa, bautizada como "Movilidad cambiante", se caracteriza por una adopción parcial de las plataformas de movilidad compartida a pesar de las barreras tecnológicas (autonomía limitada alto coste del coche eléctrico…) e infraestructurales (escasez de ventajas, puntos de carga…). En esta etapa se espera que progresivamente el consumidor se aleje de la necesidad de poseer un automóvil y que los centros de las ciudades cada vez permitan menos el acceso en automóvil privado.
La movilidad en las ciudades del mañana
En cuanto a las ciudades propiamente dichas, se espera que existan tres tipos de urbes: patrimoniales, abiertas y entrópicas. Las ciudades patrimoniales son aquellas que, como Nueva York, Tokio, Madrid o Londres, tienen una alta densidad de población y sus ciudadanos disfrutan de un poder adquisitivo alto. Se calcula que el 33% de la población vivirá en ellas y que entre 2020 y 2030 se lleve a cabo en ellas el periodo de transición hacia la movilidad bajo demanda. En este tipo de ciudades, la movilidad compartida irrumpirá pasado el año 2020 y el coche eléctrico hará lo propio desde 2025 en adelante.
En las ciudades abiertas, como Los Ángeles, Melboure y Johannesburgo, donde residirá únicamente el 12% de la población mundial, la llegada de la movilidad compartida como medio de transporte habitual no tomará relevancia hasta pasado 2030, cuando la tecnología del coche autónomo ya esté completamente desarrollada. En cambio, las ciudades entrópicas propias de las economías emergentes y donde reside más de la mitad de la población mundial, como Delhi, Jakarta, Rio o Bogotá, adoptarán la movilidad compartida a partir de 2025, pero en cambio no se espera que ni el automóvil eléctrico ni el coche autónomo tengan una presencia mayoritaria en ellas durante los próximos años.
La movilidad en España
En lo que respecta a España, el informe señala que el sector del transporte representará aproximadamente un tercio del total de la demanda energética en 2030, y el transporte de pasajeros, incluidos los automóviles y aviones, será un 25-30 por ciento más eficiente en 2030 de lo que es actualmente.
El transporte de mercancías mejorará su eficiencia más lentamente, aunque se espera una reducción del 15 por ciento en su intensidad energética, señala el informe, que igualmente augura que el auge de las fuentes renovables utilizadas para la generación de energía y las directrices establecidas para el combustible de uso en carreteras ayudarán a España a obtener el 27 por ciento de su mix energético de fuentes renovables en 2030.