Bosch será una empresa completamente diferente dentro de 15 o 20 años. Un cambio provocado por la electrificación del automóvil, por la llegada del hidrógeno al transporte pesado y por el aumento de la automatización. Así lo ha expresado Stephan Hartung, CEO de la empresa, en una entrevista concedida a Automotive News en la que responde a algunas de las cuestiones que hoy preocupan a la industria del automóvil.
Stefan Hartung asumió el cargo de director ejecutivo de Bosch, el proveedor de repuestos para automóviles más grande del mundo, a principios de año, en un momento crítico en la historia de la empresa. Su labor es guiar a Bosch a través de los desafíos que presenta la industria del automóvil a corto plazo, la escasez de semiconductores, la guerra de Ucrania y la posibilidad de una recesión, a la vez que intenta mantenerse como su mayor proveedor en el medio y largo plazo.
Los desafíos inmediatos
El mes pasado, Bosch comprometió una inversión de 3.000 millones de dólares en sus propia actividad de producción, investigación y soporte de microchips ante la incertidumbre de la crisis de semiconductores. Hartung asegura que es imposible que se resuelva este año, pero que la situación mejorará. El cambio económico que se espera para el año que viene impactará en el lado de la demanda hasta que "con suerte a finales de 2023 tengamos una visión más clara de cómo seguir adelante con el crecimiento de la demanda".
La mayor parte de esa gran inversión de Bosch está dirigida a satisfacer su propia demanda, aunque en algunas áreas, como la de los sensores microelectromecánicos también se dedican a la venta directa. "Somos un actor importante en este sector tanto en la automoción como en la electrónica de consumo a gran escala.
El futuro de la automoción: baterías e hidrógeno
La electrificación del transporte ha llevado a la mayoría de los fabricantes a desarrollar plataformas específicas para vehículos eléctricos basadas en baterías electroquímicas. La reflexión de Hartung en este escenario ha ido un poco más allá: "Está bien, tiene el tren motriz electrificado, pero a medida que se expanda a los camiones más pesados, ¿cómo va a funcionar eso? ¿Cuántas toneladas debe pesar la batería?".
Cada vez más, los fabricantes dedican sus esfuerzos a este problema y la tecnología que subyace es la de la celda de combustible de hidrógeno. Es el camino hacia los camiones eléctricos pesados de gran alcance, "y por eso comenzamos a desarrollar los sistemas de pila de combustible". La tecnología implica muchos componentes vinculados a ella, no solo a la pila, sino también a algunos técnicamente muy desafiantes: "Y nos gustan ese tipo de cosas. Esto es en lo que somos buenos".
Respecto a la velocidad a la que esta tecnología comenzará a tomar protagonismo, Hartung dice que hay que esperar. Si bien cada vez habrá más vehículos que lo utilicen hay grandes preguntas todavía por responder: ¿Qué cuota alcanzará y como se alcanzará de rápido? Preguntas que permanecen todavía abiertas, pero "creo que, dado que es una tecnología libre de CO2, se utilizará".
Software, software, software
En 15 o 20 años Bosch será una empresa diferente definitivamente. Habrá diferentes gamas de productos, y las nuevas tecnologías de motores estarán mucho más adelantadas tecnológicamente. Pero lo que más se notará es que "habrá muchos más ingenieros de software. Habrá mucho más poder computacional en cada vehículo, por lo que necesitarán mucho más software. Y eso significa configuraciones completamente diferentes de equipos y modelos de colaboración".
La cultura de la asociación estará al orden del día. Bosch trabajará con más empresas de semiconductores, con empresas de software y con empresas de plataformas. "Nuestro sistema de asociación probablemente explotará de manera que tendremos que jugar mucho con el suministro a nivel local tanto en Estados Unidos, como en China y en Europa: podremos servir a los clientes en diferentes regiones porque tendrán diferentes demandas".