Nada de lo que está ocurriendo en el mercado del automóvil es casualidad, y si los coches eléctricos chinos se ven ahora como una amenaza, no es otra cosa que parte del plan que China preparó durante años, y del que ahora está sacando frutos.
Recordemos que tanto Europa como Estados Unidos han puesto en marcha unos nuevos aranceles para defender a la industria del coche local, unas tasas que elevan la tarifa a pagar por las marcas que fabriquen en China y quieran vender sus vehículos en suelo europeo o norteamericano.
Una estrategia bien elaborada
La 'excusa' para poner en marcha estas medidas proteccionistas no ha sido otra que considerar como excesivas las ayudas que el Gobierno chino dio a sus fabricantes, y por las que ahora están vendiendo su automóviles eléctricos e híbridos enchufables por debajo de lo que Norteamérica y Europa consideran como precio de mercado.
Curiosamente, algunos fabricantes europeos, entre otros que no son chinos, piden a sus políticos una mayor ayuda a la industria, en lugar de imponer estas tasas extra a China, lo que da lugar a pensar si lo más inteligente no habría sido copiar la estrategia del país asiático, en lugar de intentar frenarlo 'por las malas'.
Y es que la Unión Europa lo que aplica desde el pasado 5 de julio son unos aranceles de hasta el 35,3% extra para las marcas chinas, y cualquier otra que fabrique allí. Algo que China considera injusto, y por lo que intenta negociar para que se eliminen estas nuevas tasas.
Lo que parece que podría llegar a buen puerto es establecer un precio mínimo al que pueden venderse los coches chinos en suelo europeo, aunque no terminan de ponerse de acuerdo con la cifra. Bruselas quiere equiparar todo lo posible los precios con los de los vehículos europeos y, el país asiático, por su parte, no quiere perder toda la ventaja que tiene ya.
Las cosas no van mucho mejor en Estados Unidos para China, porque allí el Gobierno iniciado con Joe Biden empezó a aplicar tasas de más del 100%, cuando antes regía un 25%, y eso ha hecho que fabricantes como BYD frenen su llegada a Canadá de forma inminente, como tenía previsto.
Pero aunque todo se ralentiza, China tiene todo bien pensado, y de hecho el país asiático ya contaría con esta respuesta de Estados Unidos y Europa, donde ya sacaron ventaja mientras se investigaba una posible solución a la ofensiva de los coches eléctricos chinos baratos.
En Norteamérica, a pesar de la llegada de Donald Trump pronto al poder, Elon Musk podría ejercer como mediador y suavizar las tensiones con China. Se sabe que el líder republicano quiere complicar todavía más la entrada de los coches extranjeros, pero Musk tiene buena una relación con el país asiático, donde tiene una fábrica de Tesla, y además iniciará un cargo político en la Casa Blanca, durante el nuevo mandato de Trump.
China acabará eludiendo los aranceles
Y como sea, China encontrará la solución para esquivar los aranceles a sus vehículos, y entre otras cosas están las fábricas que se contemplan ya en Europa y Estados Unidos, donde sólo por el hecho de construir parte de los componentes o ensamblar en plantas locales, ya podrían dejar de lado estas tasas de importación. Esto no es nuevo en suelo norteamericano, pues ya en su momento ocurrió con los fabricantes japoneses en los años 80', a los que se les impuso una tasa del 60%, y acabaron llevando a cabo esta acertada maniobra.
De paso, China está cumpliendo sus amenazas, y mientras se llega a un acuerdo ya está poniendo en marcha tasas a productos extranjeros, como respuesta a Bruselas, además de haber ordenado a sus marcas de coches que retiren las inversiones que tenían previstas en países europeos a favor de los aranceles a sus vehículos.
Una fuerza del gigante asiático, con la que divide a Europa, que obligará a los mercados extranjeros a negociar, y que permitirá a China arrasar por todo el mundo, pues el plan está perfectamente orquestado desde hace años.