Las baterías de iones de litio están presentes prácticamente en todos sitios hoy en día, desde nuestro teléfono móvil hasta el portátil, pasando por herramientas de bricolaje y, por supuesto, los coches eléctricos. Por la propia naturaleza de su tecnología, las baterías actuales sufren degradación con el uso y el paso del tiempo, es decir: conforme se cargan y descargan, van perdiendo prestaciones y capacidad máxima de carga (todos hemos sufrido algún dispositivo electrónico cuya batería queda inoperativa por completo). No obstante, si tenemos en cuenta algunas cosas y ponemos cuidado en seguir algunos consejos, podemos alargar la vida útil de las baterías de iones de litio.
Aplicado a los coches eléctricos, la degradación de las baterías puede ser un factor de preocupación para aquellas personas que pretendan comprar un coche eléctrico y mantenerlo durante muchos años. Evidentemente, si la intención es renovarlo a los cuatro o cinco años, no habrá que preocuparse por la degradación de la batería pues será testimonial (salvo defecto o problema de causa mayor).
En el caso del Tesla Model 3, por ejemplo, Elon Musk aseguró que la batería tenía una vida útil de unos 1.500 ciclos de carga/descarga. De ser así, un Model 3 podría recorrer entre 380.000 y 800.000 kilómetros, dependiendo de la versión y su autonomía por cada carga. Una vida útil que dependerá del nivel de degradación de batería del Model 3 y los cuidados que tenga su propietario. Una pista: la recarga rápida resulta práctica para cargar durante un viaje, pero no favorece en absoluto la vida útil de las baterías.
Consejos a tener en cuenta para alargar la vida útil de las baterías
Pese a la popularidad de este tipo de baterías, siempre ha habido bastante confusión entre los usuarios sobre cuál es la mejor manera de prolongar la vida de las baterías de iones de litio. Ahora la Universidad de Michigan ha recopilado información de multitud de publicaciones científicas, estudios académicos y recomendaciones de los propios fabricantes (desde Samsung hasta Tesla, pasando por LG, Bosch, Apple, Dell, Hyundai o Nissan) y ha elaborado una serie de consejos que debemos tener en cuenta para alargar la vida de las baterías de iones de litio, ya sea la de un coche eléctrico o la del teléfono.
Muchas de estas buenas prácticas recomendadas están relacionadas con tres variables principales: temperatura, estado de carga y corriente. Teniendo en cuenta lo que puede llegar a costar reemplazar la batería en un coche eléctrico (es el componente más caro del vehículo), vale la pena seguir estas pautas.
Temperatura
1. Evita las temperaturas altas. Ya sean temperaturas muy altas o muy bajas, a las baterías no les gustan los excesos. Las baterías de iones de litio se encuentra cómodas en una determinada franja de temperatura, entre los 15º y los 24º centígrados aproximadamente. Una temperatura demasiado elevada acelera la degradación de prácticamente todos los componentes de la batería y puede provocar incluso una incendio.
Factores a tener en cuenta para alargar la vida útil de las baterías de iones de litio. Fuente: Universidad de Michigan.
En el caso de los vehículos eléctricos, casi todos los fabricantes incluyen advertencias sobre las altas temperaturas en sus manuales de usuario y algunos de ellos aconsejan aparcar preferiblemente a la sombra o mantener el vehículo enchufado durante épocas de calor para que pueda funcionar el sistema de refrigeración de la batería.
2. Evita las temperaturas demasiado bajas. Ya lo hemos dicho: a las baterías tampoco les favorecen los climas fríos. La autonomía de un coche eléctrico (da igual el modelo) se desploma en invierno, una consecuencia -otra vez- de la naturaleza de las baterías. Por eso es preferible, en la medida de lo posible, no exponerlas demasiado a temperaturas muy bajas.
Estado (o nivel) de la carga
3. No apures la batería. De manera análoga a lo que ocurre con la temperatura, los estados de carga demasiado bajos perjudican a las baterías. La razón es que los componentes internos sufren mayor estrés, por tanto no es recomendable apurar la batería antes de volver a cargarla.
4. No cargues hasta el 100%. Lo mismo que el punto anterior, pero a la inversa. La cuestión es minimizar el tiempo que la batería pasa con una carga mínima o máxima, ya que las baterías sufren mayor estrés cuando se aproximan a cualquiera de estos extremos. Lo ideal sería mantener la batería entre el 20 y el 80 por ciento de carga siempre que sea posible.
Corriente
5. Evita las cargas rápidas. Evidentemente, el uso de cargadores rápidos es muy práctico y conveniente para los viajes por carretera (de hecho, aumentar la infraestructura es uno de los puntos clave para la expansión de los coches eléctricos). Sin embargo, la carga rápida degrada una batería de iones de litio más rápidamente que la carga estándar, por lo que se recomienda usarla solamente cuando sea estrictamente necesario.
Ejemplo práctico de la merma de prestaciones en un Tesla Model S tras varias descargas de batería bruscas y continuadas.
6. Evitar las descargas rápidas continuadas. Descargar una batería demasiado rápido también lleva a una degradación precoz de la batería. En los coches eléctricos, la entrega inmediata de la potencia anima a darle alegría al pedal del acelerador, pero conviene hacerlo en su justa medida ya que aceleraciones fuertes de manera continuada no le hace ningún bien a la batería.
De hecho, prácticamente todos los coches eléctricos pierden prestaciones dramáticamente después de varias aceleraciones continuadas. Casi todos, excepto el Porsche Taycan, cuya batería consigue mantener las mismas prestaciones incluso después de 15 carreras. En el caso de los teléfonos móviles, la reducción del brillo de la pantalla, la desactivación de la localización o la reducción de aplicaciones en segundo plano pueden ayudar a disminuir la tasa de descarga.
Alargar la vida de las baterías reduce la necesidad de producir baterías nuevas
Como consejos a nivel general, es recomendable evitar exponer las baterías en ambientes demasiado húmedos. También -lógicamente- evitar daños físicos y mecánicos, como golpes bruscos o pinchazos.
Además del beneficio propio y para nuestra experiencia de usuario, prolongar la vida útil de las baterías tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Una batería que dure más significa disminuir el impacto medioambiental asociado a la producción de baterías nuevas, entre lo cual hay que incluir el consumo de materias primas, el impacto de la extracción minera y las emisiones contaminantes derivadas de todo el proceso.