La primera vez que uno se tiene que enfrentar a un parabrisas lleno de nieve o hielo, conviene tener en cuenta una serie de consejos para emplear unos pocos minutos en despejarlo y poder ponerse al volante con seguridad.
Hay un montón de trucos circulando por Internet y los cierto es que algunos están totalmente desaconsejados, salvo que quieras probar suerte y que tu parabrisas acabe rajándose. Todo va a depender de la cantidad de nieve que haya encima del automóvil, pero, si es excesiva, no está de más utilizar unos guantes para retirar en cierta medida la capa más superficial.
Para quitar el resto -de lo contrario no veremos nada a través del cristal-, empieza arrancando el coche, para que vaya cogiendo temperatura el motor y el habitáculo. Pero, en ningún caso pongas la calefacción al máximo o el contraste con la temperatura del parabrisas podría ocasionar desperfectos en forma de rajas en el mismo.
La mejor manera de retirar lo que queda en el cristal, incluida la escarcha que se pega, es utilizar una rasqueta de plástico, de las que te venden en cualquier estación de servicio o hipermercado. Las más prácticas integran un guante en el mango, como ayuda para que no acabes con la mano congelada durante el proceso.
Tómate tu tiempo y ten cuidado con no dañar elementos del vehículo cercanos, como los limpiaparabrisas. Y ni se te ocurra accionar estos últimos hasta que no hayas retirado el hielo por completo. De lo contrario, es muy fácil que rompas las escobillas o incluso el motor que los acciona.
Echar un poco de alcohol de farmacia también puede ayudar en el proceso de descongelación, ya que no le ocurrirá como al agua. O también puedes probar con un el líquido especial que venden para este tipo de situaciones. El agua caliente olvídala, pues el brusco cambio térmico puede destrozar el cristal y, en todo caso, ten en cuenta que el residuo de ese agua también acabará congelándose debido a las bajas temperaturas.
Aunque veas que las máquinas quitanieves echan sal en la carretera, en realidad es algo que evita que el asfalto se congele, pero de poco servirá sobre tu parabrisas. Es más, lo único que puedes conseguir si lo aplicas sobre él es acabar arañando el vidrio o la carrocería una vez que te pongas a rascar. Utiliza estas técnicas para cualquiera de los cristales del vehículo.
Una vez que hayas seguido los pasos anteriores y hayas retirado prácticamente todo el hielo, puedes subir la temperatura de la calefacción, pero no demasiado y poco a poco, hasta que la descongelación se haya completado. Con la luneta trasera, siempre puedes optar por utilizar su función térmica, pero lo más rápido será emplear la rasqueta y subir al coche para desplazarte lo antes posible hacia el destino.
Por otro lado, si todavía no lo tienes claro, en este artículo te explicamos si la tracción total es suficiente para circular por carreteras con nieve o si los neumáticos de invierno son también necesarios en este tipo de terrenos deslizantes.