Los últimos datos de ventas de vehículos eléctricos indican que su coste de propiedad se igualará con los de combustión en 2024. Sin embargo, esta previsión se podría adelantar a 2021 en función de otras circunstancias independientes de las tecnológicas, como los programas de ayuda a la compra, la inversión en infraestructura de recarga o la generalización de los protocolos de contaminación, que no permiten el acceso a los coches de combustión a las ciudades.
La investigación ha sido llevada a cabo por la multinacional de servicios profesionales Deloitte, con sede en Reino Unido, analizando los datos de ventas en la industria automotriz. De ellos ha extraído la tendencia de la adopción de vehículos electrificados, incluidos los 100% eléctricos y los híbridos enchufables, La previsión que arrojan es que las ventas aumentarán drásticamente desde los de dos millones de unidades de 2018, pasando por cuatro millones en 2020, 12 millones en 2025 y 21 millones en 2030.
La consultora predice que los vehículos eléctricos supondrán un 70% del total del mercado de vehículos electrificados en 2030. Este alto porcentaje estará vinculado a la adopción de programas de incentivos a la compra por parte de los gobiernos y a las restricciones de acceso al centro de las ciudades por parte de las autoridades locales.
En 2018 se duplicaron las ventas de vehículos electrificados respecto a 2017, pasando de uno a dos millones de unidades matriculadas, lo que para el caso de la mayoría de los modelos a la venta, ha supuesto una carencia en la oferta, con tiempos de espera para los clientes muy largos. Sin embargo, en 2030 esta situación se invertirá, y "la oferta superará ampliamente la demanda en aproximadamente 14 millones de unidades".
Según Michael Woodward, socio consultor de Deloitte, se está generando una "gran brecha en las expectativas" provocando que tanto los fabricantes más veteranos como los nuevos "tengan que adaptarse a este nuevo panorama competitivo".
El éxito de las empresas en el nuevo horizonte de la movilidad irá unido a la capacidad de generar confianza en su marca, garantizar una experiencia positiva al cliente, tanto en la venta inicial como en la postventa, y su disposición para reflejar los cambios de preferencias de los consumidores hacia la economía compartida. La inversión continua en capital humano que aporte talento a las estrategias futuras, la asociación con productores de baterías capaces de generar productos a medida y los convenios con redes de talleres mecánicos de terceros también influirán en gran medida mantener la estabilidad en el mercado de los fabricantes.