Sin duda alguna, Europa se ha convertido en el epicentro mundial de la lucha por la movilidad eléctrica. El Viejo Continente está asediado ante la llegada de nuevos fabricantes y modelos a la región. Coches eléctricos procedentes de China, en su mayor parte, que plantean un serio problema para los intereses generales de la industria. Sin embargo, Bruselas parece más preocupada por la situación que los propios fabricantes que, según Europa, están amenazados. El CEO de Mercedes, Ola Kallenius, ha dejado bien clara su postura al respecto. Se necesita libertad comercial, no nuevas barreras comerciales.
Al inicio de la pasada temporada estival, el Parlamento Europeo aprobó la aplicación de nuevos aranceles portuarios a la importación de vehículos eléctricos procedentes de China. Una medida que no afecta por igual a todas las marcas, pero que en el peor de los casos supone un pago de importación de hasta el 45% del valor del vehículo. A pesar del sablazo al que se enfrentan las marcas asiáticas, estas parecen, al menos de momento, inmutables. Las tarifas no han cambiado y no lo van a hacer a corto plazo. Sin embargo, si miramos desde el punto de vista chino, la situación sí puede comprometer a los fabricantes europeos.
Nadie en la industria europea quiere que Europa aplique los aranceles
China, por sí sola, vende más coches en un año que Europa y Estados Unidos, juntos. Con más de 30 millones de matriculaciones por curso, y creciendo, el país se ha convertido en un jugoso pastel que todas las marcas del mundo quieren repartirse. A pesar de que las firmas europeas han ayudado a construir la cultura automovilística china, las nuevas marcas locales como XPeng, NIO, Li Auto, además de BYD, Geely y otras muchas, han ocupado el puesto de las compañías extranjeras. Sólo el año pasado, China supuso el 36% de las matriculaciones totales de Mercedes en el mundo. Los alemanes se juegan mucho en este momento, tras un trimestre que no ha dejado los resultados esperados.
Ante esta situación, Ola Kallenius ha declarado que Europa debería posponer la aplicación de los aranceles hasta concluir las negociaciones activas entre Bruselas y Pekín. Ambas partes están negociando un posible acuerdo secundario que evite la aplicación de tasas portuarias excesivas. Por el momento no se ha llegado a ningún acuerdo, pero es visible que las dos partes están interesadas. "Necesitamos más libre comercio en lugar de nuevas barreras comerciales", ha comentado el CEO de Mercedes a un conocido medio alemán. Alemania ha sido el país que más se ha declarado en contra de la medida propuesta desde Europa.
También es el país que más se juega en esta contienda comercial. El economista Ferdinand Dudenhöffer también advierte sobre los posibles contraaranceles chinos. Si esto afectara a los vehículos de combustión europeos, sería “una muy mala sorpresa para los fabricantes de automóviles alemanes”, afirmó el ex director del Centro de Investigación Automotriz del grupo de medios Baviera. Incluso la sociedad alemana parece dividida ante la situación. Una encuesta nacional refleja que el 57% de la población considera que las políticas continentales son erróneas o algo erróneas. Tal y como declara el propio Kallenius, hay que tener paciencia y dejar que ambas partes lleguen a un acuerdo que sea sostenible tanto para las marcas chinas en Europa como para las marcas europeas en China.