La degradación es inevitable en cualquier batería de litio: con el tiempo va perdiendo capacidad de almacenar energía. Es algo inherente a dicha tecnología, pero eso no significa que un coche eléctrico se vuelva inservible pasados unos años. Ni mucho menos. Y un buen ejemplo es el Tesla Model S protagonista de este artículo.
Sabemos por numerosos estudios e informes que las baterías de los coches eléctricos duran más de lo que se creía. Conforme va aumentando el número de coches eléctricos en circulación, los datos son cada vez más relevantes estadísticamente y, por tanto, más confiables.
Un ejemplo concreto no es estadísticamente relevante, pero sí puede ser muy curioso. Y gracias a la gente de Out of Spec Testing, hemos conocido el caso de un Tesla Model S con algunos años encima y, sobre todo, muchísimos kilómetros recorridos. Más de 400.000 kilómetros y todavía tiene su batería original con la garantía vigente (este modelo tenía una garantía de ocho años con kilometraje ilimitado).
El protagonista de la historia es un Tesla Model S Dual Motor Standard Range de 2019 que todavía circula con la batería original. Cuando era nuevo, la batería tenía una capacidad de 75 kWh y una autonomía de unos 458 kilómetros según el ciclo EPA estadounidense.
El vehículo fue adquirido recientemente, de segunda mano lógicamente, por solo 9.000 dólares (unos 8.500 euros al cambio actual). Un precio que parece una ganga, pero que se justifica por el kilometraje del coche y lo que eso implica. En cualquier momento puedes tener una avería un poco más seria y bastante costosa.
Vamos al grano. La autonomía actual y la degradación de la batería. La prueba empieza con la batería completamente cargada, la suspensión del vehículo ajustada a la altura más baja posible para favorecer la aerodinámica y el modo de Range activado. En este modelo, el modo Range desconecta el motor trasero, lo que lo convierte en tracción delantera para aumentar la eficiencia. El aire acondicionado estuvo encendido y la velocidad fija en 113 km/h (70 mph).
Aunque el Tesla fue capaz de hacer 331 kilómetros (206 millas) antes de pararse por completo, consideran que la prueba terminó a los 326 kilómetros, ya que en ese momento, el coche entró en reserva de potencia y no podía sobrepasar los 108 km/h de velocidad.
En total, el coche recorrió 331 kilómetros y utilizó 57,8 kWh de energía, lo que arroja un consumo de 17,46 kWh cada 100 km, una cifra realmente buena. Teniendo en cuenta la energía utilizada y la capacidad original de la batería, la degradación de la batería es de aproximadamente el 23%.
"Aproximadamente" porque la capacidad original exacta no podemos saberla. Tesla no facilitaba ese dato ni se hizo una prueba de autonomía y consumo de este mismo modelo. Aun así, podemos hacernos una idea orientativa y sacar conclusiones. Y lo cierto es que la pérdida de autonomía no es mala en absoluto después de haber hecho más de 400.000 kilómetros.