Se dice que de los malos momentos se aprende. La industria del automóvil lleva dos años viviendo un problema tras otro. Cuando pensábamos haber dejado atrás los problemas de la pandemia, nuevos inconvenientes han surgido. Esta vez en forma de ausencia de materiales o componentes. Tras verle las orejas al lobo, Elon Musk ha comentado que es posible que a Tesla no le quede más remedio que entrar en el negocio de la minería para poder obtener materias primas más baratas para sus coches eléctricos.
Cuando todo el mundo esperaba una reducción en los costes de producción de las baterías, la situación geopolítica mundial no ha hecho más que aumentar el precio de los materiales. Minerales como el litio, el cobalto o el níquel resultan esenciales para la producción de un coche eléctrico, y la dificultad de su extracción y procesamiento encarecen los presupuestos de las marcas. Sin ir más lejos, Tesla, en el último mes se ha visto obligada a elevar el precio de sus eléctricos más asequibles.
Ante esta situación, Elon Musk ha comentado la posibilidad de que Tesla finalmente se vea inducida a entrar en el negocio de la minería y el refinamiento de materiales a gran escala. Siendo el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo, los de Austin no se pueden permitir subir indefinidamente el precio de sus vehículos. Aunque se trate de un problema endémico a cualquier vehículo eléctrico, otros fabricantes tienen una gama de productos más diversificada que les permite recuperar parte de lo gastado.
A lo largo de estos últimos años, Tesla ha ido realizando diferentes movimientos estratégicos en cuanto al aprovisionamiento de materiales. Asegurándose el suministro de elementos como el cobalto o el níquel, Tesla es una de las pocas compañías que no se ha visto afectada por la falta de suministros, pero tal es el incremento de la demanda que la industria minera no da para más. El propio Musk reconoce que no hay un problema de escasez, el problema en sí es que el ritmo de extracción y refinamiento es demasiado lento.
Está claro que la jugada no sería de forma inmediata, pero sí un paso más para lograr la tan esperada independencia buscada por los fabricantes, que se ven expuestos entre la espada y la pared por la incapacidad de ser ellos mismos los que generen los materiales necesarios para la creación de baterías de coches eléctricos. Más generadores abriría el mercado a nuevos actores que a su vez obligarían a reducir los precios de las materias primas. Todo esto, en teoría.
Fuente: InsideEVs