La Unión Europea tiene previsto recortar sus emisiones en un 80% por debajo de los niveles de 1990 para 2050. Para lograrlo es necesario modificar la actual política energética, basada en combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas). Este proceso ha sido analizado y debatido en la jornada organizada por la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), "Energías renovables e hidrógeno: una solución para la descarbonización en Europa", celebrada en el marco de la Feria Genera.
En este sentido, el hidrógeno se presenta como un portador de energía de emisión cero, necesario para superar los desafíos de la transición energética. El hidrógeno permite integrar renovables a gran escala de forma eficiente, distribuir energía entre sectores y regiones, descarbonizar el transporte y el uso de la energía en la industria, sirve como materia prima utilizando carbono capturado, ayuda a descarbonizar la calefacción de los edificios y, por su capacidad de almacenamiento de energía a gran escala durante largos periodos de tiempo, permite amortiguar los desajustes entre producción y consumo de energía.
En la Jornada, María Luisa Castaño, directora del Departamento de Energía del CIEMAT, Emilio Nieto, director del Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2), Iñaki Azcárate, director de Programas de la División Energía y Medio Ambiente de TECNALIA, Javier Muñoz, director de Comunicación de APPA Renovables y Jaime Gil-Robles, director de la Plataforma X Aire Limpio, han debatido sobre el papel de España en un contexto europeo con planes de movilidad y transición energética ambiciosos.
España debe dejar de depender de las fluctuaciones de precio de los combustibles fósiles.
En España se importa más del 73% de la energía, mientras que la media europea se sitúa en torno al 50%. Por ello, es cada vez más urgente la descarbonización del sistema energético español. La enorme dependencia energética en España de los combustibles fósiles no solo tiene un alto impacto ambiental y en la salud de las personas, sino que, además, afecta de forma negativa al conjunto de la economía nacional. Los ponentes coincidieron en que España debe dejar de depender de las fluctuaciones de precio de los combustibles fósiles en un mercado que, actualmente, se presenta con una alta volatilidad debido al impacto de las tensiones geopolíticas internacionales.
En Madrid la compra y uso de coches menos contaminantes ha repuntado en los últimos años.
Los ponentes, además, estuvieron de acuerdo en la urgente necesidad de descarbonizar no solo el sistema eléctrico, sino también la parte no eléctrica, destacando la importancia de actuar sobre sectores difusos, como es el caso del transporte o los usos térmicos como la calefacción. En este sentido, las políticas y decisiones de administraciones locales y ayuntamientos tienen un impacto directo y más efectivo a la hora de medir los resultados. El ejemplo fue Madrid, donde la compra y uso de coches menos contaminantes ha repuntado en los últimos años, gracias a las decisiones del consistorio sobre la restricción de circulación de determinados vehículos.
En todo este proceso de transición energética, el hidrógeno va a jugar un papel fundamental como conexión entre los diferentes activos.
En todo este proceso de transición energética, el hidrógeno va a jugar un papel fundamental como conexión entre los diferentes activos, ya que cada vez es más necesario un vector que acomode a España a las nuevas formas de generación energética. Es precisamente la versatilidad del hidrógeno lo que lo va a convertir en un vector de conexión disruptivo, tanto en el sector eléctrico, como en esos otros sectores difusos.
Al final, la descarbonización de España no solo supone una obligación, sino que también se convierte en una oportunidad. Se debe apostar por el desarrollo de tecnología para caminar hacia ese objetivo energético, no solo para que España sea fuerte en el ámbito nacional, sino también para poder exportar esa tecnología y convertirnos en referente de energías limpias a nivel internacional.