El Fisker Ocean, el primer SUV eléctrico de la compañía Fisker, prometía ser una revolución en el mercado con su diseño innovador y unas especificaciones que lo colocaban como un rival directo del Tesla Model Y. Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado cuando la marca se declaró en quiebra. Este desafortunado desenlace ha tenido graves consecuencias para los propietarios que adquirieron este modelo, que hoy ven cómo su valor se ha desplomado de forma drástica.
Uno de los casos más representativos de esta situación ha sido documentado por el popular canal de YouTube Edmunds Cars. En un reciente video, su propietario relata la experiencia personal con el Fisker Ocean, un SUV que compró a principios de 2024 por unos 70.000 dólares y que, apenas 10 meses después, ha sido tasado en unos 13.500 dólares, es decir, ha perdido más del 80% de su valor original. Esta depreciación tan extrema es uno de los mayores retos a los que se enfrentan actualmente los propietarios del Fisker Ocean.
Problemas más allá de la depreciación
La situación económica de Fisker no sólo ha provocado la caída del valor de reventa de sus vehículos, sino que también ha dejado a los propietarios con un coche que pierde funcionalidad con el paso del tiempo. Una de las grandes ventajas de los vehículos eléctricos modernos es la posibilidad de mantenerse al día a través de actualizaciones de software. No obstante, con la quiebra de Fisker, estas actualizaciones dejaron de llegar, lo que afecta directamente al rendimiento y las prestaciones del modelo.
Además, el propietario del canal Edmunds Cars destaca la dificultad de conseguir piezas de recambio. En caso de avería, sólo un reducido grupo de empresas colaboradoras podría ofrecer soluciones, lo que limita seriamente el mantenimiento del vehículo.
El video también revela una serie de problemas de hardware y software que ha presentado el Fisker Ocean desde su adquisición:
- Detección de la llave: El sistema no siempre reconoce la llave, lo que impide arrancar el coche de manera consistente.
- Pantalla central inestable: El sistema multimedia tiene dificultades para responder a ciertos comandos.
- Arranque en cuesta: El sistema de asistencia en pendientes no funciona correctamente.
- Cámara de marcha atrás: Opera de forma intermitente y presenta una resolución de imagen muy baja.
- Única llave entregada: El propietario sólo recibió una llave y, aunque Fisker prometió una aplicación para desbloquear el coche vía teléfono móvil, dicha aplicación nunca llegó a lanzarse.
Aspectos positivos del Fisker Ocean
Pese a los problemas y a la enorme depreciación, Edmunds también destaca ciertos puntos positivos del Fisker Ocean. Entre ellos, menciona la agradable experiencia de conducción y su autonomía excepcional, que alcanza unos 575 kilómetros según sus pruebas. Además, aprecia detalles como el sistema de apertura de las ventanas, que permite bajar también la luneta trasera. Esto resulta particularmente útil para transportar objetos largos, como una tabla de surf.
A pesar de estas ventajas, la realidad para los propietarios del Fisker Ocean es complicada. La pérdida económica sufrida por Edmunds Cars, estimada en 56.000 dólares en menos de un año, refleja el drama de quienes confiaron en la visión de Fisker. Actualmente, las posibilidades de una solución son limitadas, a menos que una empresa más grande decida adquirir los derechos de Fisker y revivir sus proyectos, algo que, por ahora, parece poco probable.
El caso del Fisker Ocean sirve como una lección sobre los riesgos asociados a la compra de vehículos de marcas emergentes, especialmente en un mercado tan competitivo como el de los SUV eléctricos. Si bien la innovación y el diseño del Fisker Ocean lo convierten en un modelo con puntos atractivos, la falta de respaldo de la compañía pone en jaque su viabilidad a largo plazo.
Esta situación también deja claro que, más allá de las prestaciones iniciales, el soporte continuo y la estabilidad empresarial son factores clave para el éxito de cualquier vehículo eléctrico en el mercado actual.