Los conductores norteamericanos siempre han estado muy arraigados a los coches de los segmentos más grandes, ya sean todoterrenos, vehículos con carrocería pick-up o incluso, en los últimos pasos del mercado, SUV de tamaño generoso. Pero las cosas están cambiando, y la tendencia empieza a estar encaminada hacia lo que en Europa lleva años sucediendo.
Y es que el tamaño de los automóviles que se compran en Estados Unidos lleva tiempo bajando, o mejor dicho, los coches pequeños han ganado cuota de mercado en perjuicio de los más grandes.
¿Qué está pasando en Norteamérica?
En los últimos meses las cifras están alcanzando cotas de récord, tal y como demuestran los datos recogidos en el informe de Edmunds, que pone sobre la mesa el especial interés que han despertado los SUV compactos y otros segmentos más pequeños del sector.
La clave estaría en la subida en el precio de los vehículos, que en el caso de los grandes ya era elevado, y ahora lo es todavía más. Por no hablar de que anuncian un gasto energético, sea combustible o batería, muy alto en comparación con los coches de menores dimensiones y menos pesados.
La necesidad de un ajuste de presupuesto sería por tanto lo que ha está terminando por convencer a los conductores estadounidenses de dejar atrás una moda que durante años ha determinado la decisión de compra final.
Si pensamos en el mercado norteamericano, el estudio afirma que comprar un SUV mediano cuesta de media 48.000 dólares, mientras que uno grande sube hasta los 76.000 dólares.
El precio es la clave
En cambio, por un SUV compacto hay que pagar en el país en torno a los 29.000 dólares de media, una diferencia importante, que también se traduce en lograr una experiencia de conducción algo mejor al reducir las dimensiones del vehículo, así como unos gastos de uso diario y de reparaciones a la larga que son menores en términos generales.
Mientras que antes de 2020 (año previo a la pandemia) la cuota de mercado de B-SUV y C-SUV era del 22%, Estados Unidos ha logrado una subida vertiginosa en los últimos meses, y ya representan el 27% de todos los automóviles que se venden en el país.