Comprar un coche es solo una parte del sacrificio económico que supone mantenerlo en propiedad. Si bien en los últimos años el precio de adquisición se ha vuelto casi prohibitivo para muchos bolsillos, lo que viene después, su mantenimiento preventivo y la reparación de las averías, es un dolor de cabeza a veces más grande que el de la adquisición.
No es de extrañar que, con el objetivo de mantener controlado el desembolso económico que supone la posesión de un coche, muchos prefieran fórmulas como el leasing con todo incluido, que les permitan saber que desembolsarán una cantidad mensual fija a cambio de tenerlo todo cubierto, tanto las averías como las operaciones básicas de mantenimiento. En este contexto, el pasado 16 de julio, el Grupo Solera presentó su informe titulado "Reciclando la postventa" en el que examina el impacto de la electrificación en el sector de la reparación y los talleres y las ventajas económicas en el coste total de propiedad de los coches eléctricos.
Los talleres tienen que reconvertir su negocio, pero no tanto
El informe de esta empresa, especializada en el ciclo de vida del automóvil, ofrece un análisis detallado de cómo la transición hacia los vehículos eléctricos está afectando y transformando el mercado de la posventa, destacando los desafíos y las oportunidades que surgen para los talleres y empresas de reparación en este nuevo panorama.
El mantenimiento de un vehículo eléctrico puede ser hasta un 85% más caro que el de un coche diésel, muy común en España, y hasta un 29% más caro que el de un coche generalista. Aunque la facturación media por reparaciones mecánicas de un coche eléctrico es un 28% menor que la de uno de combustión.
Solera señala dos grandes oportunidades para los talleres en los vehículos eléctricos: las marcas premium y los neumáticos. Para los coches híbridos y de gasolina, los costes de mantenimiento de los modelos premium son un 68% y un 60% más altos, respectivamente, que los de los coches generalistas.
Además, el coste de mantenimiento de neumáticos en un vehículo eléctrico, a los 3 años y 90.000 kilómetros, es un 61% más alto que en un coche diésel. Sin embargo, los mantenimientos periódicos en ese mismo período son un 66% más baratos en un eléctrico.
Solera destaca que muchas piezas presentes en un coche de combustión no existen en un eléctrico, eliminando casi 21.000 € en componentes, lo que afecta el negocio de la mecánica en la posventa.
En cuanto a la carrocería, las diferencias entre vehículos eléctricos y convencionales son menos notables, ya que están relacionadas principalmente con golpes y accidentes. Sin embargo, los coches eléctricos tienden a sufrir más daños en la parte delantera y trasera, según los datos de reparaciones de Solera, con un 48% de las reparaciones ocurriendo en la parte delantera y un 32% en la trasera.
Martín Tejero, gerente de cuentas clave de Solera, señala que, aunque los coches eléctricos representan un cambio en los mantenimientos debido a la reducción de piezas mecánicas, la digitalización y la actualización de software ofrecen una oportunidad para que los talleres mantengan su negocio, a pesar de los desafíos que trae la electrificación.