Hace unos meses Joe Biden presentó una de las medidas más controvertidas en los últimos tiempos. Estados Unidos quiere dar ventaja a su propia industria del automóvil, y por eso ha lanzado su programa de beneficios fiscales para el mercado eléctrico que entrará en vigor a partir del año que viene. Los grandes perjudicados son los coches fabricados en el extranjero. A pesar de ello, Tesla está considerando la posibilidad de iniciar la exportación de unidades fabricadas en la Gigafactoría de Shanghái, al menos eso es lo que informa Reuters gracias a sus fuentes internas.
La guerra abierta de Estados Unidos con los coches extranjeros ha puesto en jaque a muchos mercados. Europa está en plenas negociaciones con el ejecutivo para establecer acuerdos que no perjudiquen a las compañías europeas que no tienen la posibilidad de fabricar en suelo americano. Conseguir esas exenciones será clave para las compañías ya que sin ellas sus coches se verán claramente perjudicados a ojos de comprador al no poder acceder a los beneficios fiscales. Marcas coreanas y japonesas ya han logrado escapar a la normativa, pero no así las firmas chinas.
Aunque la norma, que entrará en vigor el año que viene, perjudica a todo el mundo, establece un claro enemigo comercial; China. El país asiático se ha establecido como el principal productor de coches eléctricos del mundo. Su músculo productivo supone un peligro para los intereses americanos, y de ahí la normativa diseñada por el ejecutivo demócrata. Sin embargo, Tesla está evaluando un enfoque completamente diferente que podría sacudir los cimientos de la estrategia.
Los de Austin han estado evaluando la posibilidad de derivar Tesla Model 3 y Tesla Model Y desde China a Estados Unidos. La producción de la planta de Shanghái registra cifras récord mes tras mes, y parte de esa producción podría destinarse a suelo americano si las condiciones se dan para ello. La Gigafactoría ya ha estado trabajando en un plan inicial para una primera fase de exportación a principios de 2023. Lotes de pequeñas unidades que deberían cumplir los estándares americanos para una exportación a gran escala.
Desde la empresa hay respuestas contradictorias a la información publicada. Si bien su máximo directivo, Elon Musk, ha negado rotundamente dicha estrategia a través de Twitter, otras representantes de la compañía han evitado hacer declaración alguna, ni siquiera para apoyar el comentario de su jefe. Cabe la pena mencionar que Tesla no sería la primera compañía en tomar semejante medida. General Motors ya hizo algo semejante tiempo atrás con el Buick Envision, llegando a solicitar incluso la exención de aranceles a la anterior administración de Donald Trump.
Si llega a implementarse la nueva estrategia de exportación podría suponer una grave complejidad para los compradores de Tesla ya que los beneficios fiscales y las posibles rebajas no se aplicarían de la misma manera. Veremos en qué acaba todo, pero está claro que Shanghái es actualmente el músculo más productivo de Tesla. Una tremenda máquina de producción que es capaz de satisfacer no sólo el mercado local, también otros destinos como Europa y Estados Unidos. La capacidad de la fábrica se estima en 1,1 millones de unidades por año.