Los signos del cambio climático son perceptibles en muchas partes del mundo por lo que se hace imprescindible la elaboración de estrategias que reduzcan, y si es posible frenen, las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Los vehículos eléctricos son clave para lograr este objetivo, y en muchos mercados ya se está notando que su presencia aumenta cada año. Además de las baterías electroquímicas, la pila de combustible de hidrógeno es otra tecnología que cuenta cada vez con más adeptos. En particular, Francia está presionando con fuerza en esta dirección, debido a un plan que invoca a un potencial cambio radical de su industria.
En la etapa de desarrollo actual de los vehículos eléctricos, los avances tecnológicos, sobre todo en el campo de las baterías, está llevando a que los costes de fabricación y la inversión en el desarrollo sigan una tendencia que llevará a la paridad de costes con los de combustión en unos años. Este camino que se está recorriendo facilitará que los conductores pronto no tengan dudas entre elegir un vehículo eléctrico o uno de combustión.
Si bien este segmento de vehículos, los ligeros, es ciertamente importante para la reducción de las emisiones de carbono, existen otras áreas en las que también es un problema a resolver. Aunque la electrificación y el empleo de baterías electroquímicas todavía está lejos del transporte pesado, las motocicletas y en concreto los scooters, cuya vida útil se desarrolla prácticamente en su totalidad en el interior de las ciudades, cuentan con sus propios desafíos para convertirse en vehículos propulsados por energías limpia y además ser eficientes y asequibles.
Esta es una de las áreas en las que la Unión Europea está presionando para la adopción de la tecnología de la pila de combustible de hidrógeno. El único subproducto que sale por el tubo de escape de estos vehículos es agua, lo que muestra lo limpios y ecológicos que pueden llegar a ser.
El todavía utópico hidrógeno verde
Técnicamente posible generar lo que se conoce como hidrógeno verde, aquel que se obtiene mediante electrolisis utilizando solo energías renovables (solar y eólica). Sin embargo, esta es también la forma más cara de obtenerlo. Hay otros procedimientos para obtener hidrógeno que dan como resultado diversos grados de emisiones de carbono, que también son opciones menos costosas, aunque no logran el objetivo final.
El hidrógeno verde, aquel que se genera por electrolisis empleando únicamente energía renovable, es también el más caro de obtener.
Francia, los scooters eléctricos y el hidrógeno
Las motocicletas eléctricas y sobre todo los scooters están despegando en ventas en toda Europa a medida que las regulaciones de emisiones se vuelven más estrictas. En el empleo en ellas de la pila de combustible de hidrógeno como sistema de propulsión alternativo hay un país europeo que ha estado avanzando en los últimos tiempos. En 2020, Francia, como parte del programa de recuperación económica tras la pandemia del coronavirus, anunció un plan para invertir 2.000 millones de euros en el desarrollo del sector del hidrógeno en los próximos dos años, y un total de 7.000 millones de euros para 2030.
Allí una empresa local ha estado experimentando con un modelo híbrido de un scooter que puede ser alimentado por baterías (Mob-ion TGT) o por una pila de combustible de hidrógeno (Mob-ion AM1). Se trata de un scooter eléctrico homologado en Francia como un ciclomotor con una velocidad máxima limitada a 45 km/h y una potencia de 3 kW (que lo clasificará como una motocicleta en otros países). Exteriormente no se distingue de otros scooters aunque bajo su carenado esconde una pila de combustible de hidrógeno que se alimenta de unos cartuchos cilíndricos de hidrógeno del tamaño de una lata de refresco.
Sin embrago, Francia no está pensando solo en scooters y motocicletas eléctricas de hidrógeno. Sus planes abordan un potencial más amplio para la reducción de emisiones más allá de los vehículos de motor de cualquier tipo. Se trata de explorar la tecnología para diversas aplicaciones industriales, como la fabricación de acero y hormigón.
Presumiblemente, esta es la razón por la que Francia está impulsando el hidrógeno como una fuente de energía para los vehículos de dos ruedas ya que su uso en sectores industriales más grandes puede dar lugar en él a un gran impacto potencial.
Al igual que los vehículos eléctricos abren un debate respecto a temas complejos como los procesos de extracción de los materiales necesarios para su fabricación, el reciclaje o la reutilización de la batería, la potencial neutralidad en carbono del hidrógeno genera controversias. Si Francia busca utilizar la energía del hidrógeno a gran escala, tendrá que comprometerse con la producción de hidrógeno verde lo que será de gran ayuda para los objetivos de emisiones de carbono. Sin embargo, no está del todo claro si es un desafío al que está dispuesta a enfrentarse.