El grupo automovilístico estadounidense General Motors estableció en 2009 un centro de desarrollo de diésel en Italia. Tras la venta de Opel, responsable de gran parte de las ventas de diésel en Europa, y la notable caída en las ventas de vehículos con este tipo de combustible, el futuro de este centro europeo parecía ofrecer pocas expectativas y no sobrevivir.
Por otro lado, debido a los escándalos de emisiones, el diésel como combustible para la movilidad automotriz en Europa se enfrentaba a una situación decadente. Muchos fabricantes, como Toyota o Volvo, decidieron abandonar el desarrollo de nuevos propulsores diésel o descartaron la oferta de modelos con esta combustión.
Sin embargo, General Motors sigue apostando en la actualidad por el desarrollo de motores diésel como una parte vital de su negocio europeo con su centro de desarrollo situado en Turín. Con un total de 750 empleados más 150 contratistas, este es "el único centro de desarrollo de General Motors en el mundo que desarrolla y experimenta con motores diésel", según Pierpaolo Antonioli.
Desde sus inicios, Antonioli, ex director de Fiat-General Motors Powertrain, es el jefe de este centro. En una entrevista concedida a Autonews ha explicado qué objetivos están persiguiendo los estadounidenses en Europa, por qué han mantenido este punto de apoyo en el viejo continente y los motivos por los que el diésel sigue siendo parte importante para la estrategia global de la compañía.
Este centro se estableció en Italia por razones históricas, siguiendo la asociación del grupo con Fiat. Después de vender Opel, la compañía ha decidido conservarlo en esta localización porque poseen "competencias existentes y una cadena de suministro muy importante en la industria automotriz en Turín". Además, este centro es mundial, según Antonioli, "está sirviendo al mundo. No está sirviendo a Europa. Nuestro mercado actual es América del Norte, América del Sur, Corea y la India."
Otro punto importante para Antonioli es que este centro tiene buenas perspectivas de futuro. "Turín no solo está desarrollando diésel, sino que también está desarrollando competencias." Actualmente, la compañía trabaja en un nuevo segmento con el lanzamiento de un motor diésel de seis cilindros y 3.0 litros para la nueva camioneta Chevrolet Silverado en EE.UU. con el que "esperamos tener volúmenes muy interesantes", dice Antonioli. Además, cuentan con cinco familias globales de motores diésel y el grupo tiene "una estrategia importante en torno al diésel que comienza ahora en América del Norte".
Para General Motors, el diésel jugará un papel fundamental en los próximos años, incluso más que en épocas anteriores de la compañía. "Nos estamos concentrando completamente en el desarrollo de la próxima generación de grandes motores". Al ser preguntado por la cuota de mercado del diésel, que según las estimaciones de GM se mantendría en un 20%, Antonioli afirma que "sin duda el mercado del diésel puro bajará, pero también veremos un aumento en los híbridos diésel".
Otro de los aspectos mencionados por el director del Centro de Desarrollo de Turín ha sido la situación del diésel tras el escándalo de las emisiones. La reputación de este combustible, según Antonioli, "se puede recuperar, aunque llevará tiempo". Considera que las reacciones deberían haber sido con más fuerza, "tanto desde la perspectiva del fabricante de automóviles como desde la perspectiva del proveedor. Tomó tiempo reaccionar y empezar a decir que el diésel no era el culpable".
Sobre el futuro de los motores diésel en los Estados Unidos, asegura que "estoy trabajando para asegurarme de que el negocio del diésel sea sostenible". Desde el punto de vista de Antonioli, "es muy difícil de predecir. Podría ser más alto o más bajo, dependiendo de muchos y diferentes elementos". Su principal objetivo a corto plazo es mantener el desarrollo del diésel en General Motors en el buen camino, obteniendo rentabilidad a pesar de la bajada en el volumen de ventas de este tipo de motores que supuso la venta de Opel.