El mundo del automóvil está asistiendo a un cambio en los planteamientos básicos que siempre han cimentado la industria. Ya no sólo consiste en alcanzar un gran volumen de ventas, sino en optimizar la rentabilidad por cada coche vendido. Los eléctricos de General Motors todavía no han alcanzado ese punto crítico, pero desde los despachos de la compañía tienen muy claro cuándo se llegará a ese ansiado momento. Su estrategia eléctrica es de las más importantes de la industria, y de ella depende el futuro de la compañía.
A lo largo de los últimos años hemos hablado muchas veces de las grandes inversiones que todo el grupo General Motors espera destinar a la electrificación de su flota. A principios de este año anunciaron la mayor inversión en infraestructura de toda su historia. 7.000 millones de dólares para la construcción de cuatro grandes centros de ensamblaje en el estado de Michigan. Pero se podría decir que eso sólo son las migajas de toda la inversión que hay encima de la mesa, porque hay más, mucho más.
Meses antes, a mediados del año pasado, Mary Barra abrió la cartera de uno de los mayores fabricantes de Estados Unidos para proclamar a los cuatro vientos una poderosa inversión de 35.000 millones de dólares en cuatro años. El año 2025 está marcado en rojo para General Motors. A lo largo de ese curso se empezarán a ver los resultados de la aventurada estrategia. Resultados que todos esperan que sean positivos, tal y como pronto asegurará Mary Barra en la una de las habituales reuniones anuales que convocará a los máximos representantes de la corporación.
General Motors sabe que el futuro está en lo eléctrico, y gran parte de los 35.000 millones de dólares previstos están destinados al desarrollo de plataformas y tecnologías que puedan compartirse entre las diferentes marcas que conforman el grupo: Chevrolet, Buick, GMC y Cadillac. A lo largo estos últimos meses hemos asistido al lanzamiento de las primeras unidades enfocadas en esa estrategia, donde las tecnologías Ultium se convertirán en la columna vertebral de la gama eléctrica.
Plataformas, motores y baterías tendrán que aportar valor a la compañía a partir de 2025. Se espera que este año GM cierre el curso con aproximadamente 44.000 coches eléctricos vendidos, aunque ninguno de ellos dejará dinero en las cuentas, más bien lo contrario. Por cada venta eléctrica General Motors pierde dinero, cada vez menos, pero necesita aumentar el volumen para alcanzar la rentabilidad. Las cifras avisan que en 2025 las ventas de eléctricos se podrían disparar hasta el millón de unidades, y entonces se alcanzará el esperado punto de inflexión.
La reunión que se va a celebrar el próximo día 17 no sólo girará en torno a la rentabilidad de la gama eléctrica, sino que también se esperan importantes anuncios sobre las tecnologías Ultium, más concretamente con respecto a las baterías de próxima generación que se están desarrollando. GM siempre ha asegurado que su intención es reducir al mínimo el coste de fabricación, lo que a su vez maximizaría el beneficio para la compañía y podría reducir el precio de venta de sus eléctricos.