Ahora mismo está en el aire la maniobra definitiva que los fabricantes de coches tradicionales llevarán a cabo para evitar las multas por exceder los límites de emisiones de CO2 que la normativa CAFE tiene en marcha en Europa, pero Renault ya ha criticado una de las posibles opciones planteadas por sus rivales.
Lo que Stellantis, Toyota, Ford, Mazda y Subaru plantean es comprar créditos a Tesla mediante la creación de un fondo común, de modo que todos puedan salir airosos sin tener que asumir las multas millonarias que pretende imponer Bruselas.
Luca de Meo no está a favor de la creación del fondo común
Estas sanciones, recordemos, son de 95 euros por gramo que se exceda de los 93,6 gramos por kilómetro que se ha establecido en la ley europea para cada coche nuevo que vendan las marcas.
Otros fabricantes como Mercedes-Benz, Volvo y Smart harían lo propio con Polestar (propiedad de Geely), que también dispone de excedente de créditos de este tipo, dado que sólo vende vehículos 100% eléctricos.
A priori, el truco para esquivar las multas no es malo, y a Tesla se estima que le corresponderían unos 1.000 millones de euros en ganancias por vender estos créditos.
El problema que ve el CEO de Renault, Luca de Meo, en todo esto, es que lo que se va a conseguir con dicha estrategia es debilitar a la industria del automóvil europea, a la vez que se fortalecerá la norteamericana y la asiática.
Y eso, a largo plazo, sería un problema a la hora de poder ser competentes, especialmente cuando se habla de plantar cara a las marcas de coches chinas.
Renault no tendrá poblemas para cumplir con Bruselas
La advertencia del consejero delegado, contrario a la creación de este fondo común y a la compra de créditos, también va acompañada de la garantía que Renault ha dado de estar preparado para cumplir con los objetivos planteados por la Unión Europea en cuanto a descarbonización del sector del automóvil se refiere.
Todo esto, contando con que Bruselas bajará la limitación de emisiones de CO2 a 49,5 gramos a medio plazo, y que 2035 es la fecha límite para lograr la neutralidad de carbono por parte de los fabricantes de coches que quieran vender en nuestro continente.
