Luca de Meo es una de las mayores estrellas del firmamento de la industria del motor en todo el mundo. El empresario italiano tiene un largo historial de éxito a sus espaldas. Tras pasar por la dirección de SEAT y de todas las marcas del Grupo Volkswagen en España, en 2020 cambió de aires para ocupar el despacho presidencial de Renault. Desde entonces, la marca vive una etapa dorada, acumulando éxitos, lanzamientos y estrategias bien posicionadas de cara al futuro. Sin embargo, una nube se cierne sobre Europa. Una nube cargada de marcas chinas que pretende inundar el mercado de coches populares que resten protagonismo a los fabricantes locales.
Todo el mundo teme el potencial de la industria del automóvil en China. El gigante asiático se ha despertado y, actualmente, es el líder destacado en el mercado del vehículo eléctrico. En apenas un lustro muchos de sus fabricantes locales se han expandido por todos los puntos cardinales. Europa, con sus políticas medioambientales proteccionistas y centradas en la movilidad sostenible, ha atraído la atención de muchas de esas marcas. Algunas de ellas ya están presentes en el continente y muchas más están por llegar. Poco a poco, van ganando protagonismo, tal y como demuestran las ventas en España durante el pasado mes de agosto.
Este nuevo horizonte podría suponer un problema para las marcas europeas, pero no para Renault. Su CEO cree que no hay nada que temer. No considera necesario obstaculizar el progreso de los fabricantes chinos en el Viejo Continente. Hay que tener en cuenta que muchos de los fabricantes asiáticos que ya están desplegándose por los mercados europeos se centran en el mercado generalista, el mismo que Renault. XPeng, NIO, MG o BYD buscan atraer compradores con un presupuesto limitado, que son los clientes tipo de estas marcas . A pesar de ello, según ha declarado De Meo a Autocar, no hay nada que temer. Al menos de momento.
El italiano está abierto a un mercado más amplio en todos los sentidos, pero sí ha dejado claro que Europa debe dotar a las marcas continentales de las armas suficientes para poder competir de tú a tú con las chinas. Es decir, de Meo no quiere aplicar restricciones a los fabricantes extranjeros, sino facilitar la vida de los locales. Quiere que Renault y el resto de marcas que fabriquen sus coches en Europa se vean beneficiadas con exenciones fiscales que les permitan reducir las tarifas de los coches. Hay que recordar que De Meo es uno de los pocos CEO europeos que no creen que la equiparación de precios entre ICE y eléctricos se vaya a dar pronto.
"Lo único que podemos hacer es aceptarlos, mirarlos y ser humildes, pero no hacernos las víctimas". Y pone ejemplo muy claro, "cuando los japoneses y los coreanos llegaron a Europa, ocurrió lo mismo". El responsable de Renault también reserva un dardo para las políticas europeas, más propensas a la investigación que a la fabricación en sí. “Tendemos a financiar proyectos de innovación, pero no la fabricación. Obtienes el dinero para desarrollar una plataforma, pero no para ponerla en el mercado”. Ante tanta inestabilidad europea, muchos fabricantes están apostando por centrar su atención en China: algunas marcas como Audi ya han anunciado que fabricarán sus coches en Asia para luego traerlos a Europa.