No todas las marcas han aceptado la era eléctrica de la misma forma. Los hay que tratan de ponerse al día rápidamente, pero otros se toman con excesiva calma la transformación de su flota. En diferentes regiones del mundo, los gobiernos fijan estrictos límites de emisiones por gama. China, Europa y California son las áreas más críticas al respecto. Si un fabricante supera el límite de emisiones fijado debe pagar por cada CO2 adicional que emita. Es ahí donde entra en juego otro de los muchos negocios de Tesla. Los americanos han ganado miles de millones gracias al mal trabajo de sus rivales. Y eso en un año donde sus beneficios netos han caído.
Si bien Tesla tiene una flota 100% eléctrica, dominada por el Model Y, el coche más vendido en todo el mundo en 2023, otros fabricantes no pueden decir lo mismo. La mayoría de productores presenta todavía una oferta mixta. Modelos ICE (combustión), PHEV (híbridos enchufables) y eléctricos que deben cumplir los límites de emisiones a rajatabla. Los gobiernos calculan ese límite para toda la flota. Es decir, si un modelo ICE emite, según ficha técnica, 120 gramos de CO2 por kilómetro y un EV reduce esa marca a 0, la media es 60 gramos de CO2 por kilómetro. En función del país, esa media total varía según la normativa vigente. Sin embargo, todas las regiones presentan penalizaciones si se supera la marca.
Ingresos pasivos de miles de millones de dólares
Si bien los países castigan a los fabricantes más contaminantes, también es posible compensar las emisiones comprando el excedente de otras marcas. La gama de Tesla no emite partículas contaminantes, por lo que muchas marcas rivales compran ese excedente de CO2 para compensar su propia contaminación. Durante años, este ha sido uno de los focos de mayor beneficio de la compañía de Elon Musk. En 2023, tal y como aparece registrado en su informe de ganancias, la compañía ganó casi 1.800 millones de dólares por la venta de emisiones a otras marcas, 1.790 millones de dólares para ser exactos.
Compañías como Volkswagen o General Motors llevan años pagando a Tesla para así poder compensar el elevado volumen de contaminación de sus vehículos. Desde 2009 los americanos han ganado casi 9.000 millones de dólares por este concepto, una cifra que en los últimos años ha ido incrementándose por las cada vez más exigentes normativas.
Aunque cada vez más marcas suman eléctricos de cero emisiones, el beneficio para Tesla sigue estando ahí, de hecho, la cifra ha aumentado con respecto a otros años. En 2020 el beneficio era de casi 1.600 millones de dólares. Lo mejor de todo es que Tesla no tiene que hacer nada para recibir ese dinero.
Un beneficio pasivo inmenso que en Austin reconocen que dentro de poco no será tan abultado. Con el paso de los años y el crecimiento del mercado eléctrico, Tesla tendrá más complicado vender su excedente de emisiones, pero hasta que ese momento llegue, los americanos tienen la sartén por el mango.
En 2017, Mary Nichols, expresidenta de la Junta de Recursos del Aire de California, incidió en este concepto: “realmente les enoja que Tesla haya recibido tanto impulso al ser el único fabricante de coches eléctricos que existe”, recordó, para añadir “el resto de fabricantes ha ayudado a financiar a esta nueva empresa que ahora tiene todo el glamour”. En efecto, durante los próximos años Tesla seguirá llenando la hucha gracias a sus rivales.
