A las 9:52 de la mañana, el Vaticano anunciaba la muerte del Papa Francisco. Doce años de pontificado que dejan tras de sí una marca profunda en la historia reciente de la Iglesia católica. Desde su elección en marzo de 2013 como el primer papa latinoamericano y jesuita, Jorge Mario Bergoglio rompió con numerosas formalidades y apostó por una figura pastoral, cercana y humilde.
Su primer gesto, al aparecer vestido de blanco sin ornamentos y pedir la bendición del pueblo antes de dar la suya, ya anticipaba un cambio de tono. En estos más de diez años, Francisco ha insistido en una Iglesia “en salida”, más atenta a las periferias, a los pobres y a los olvidados. Su estilo directo, su lenguaje claro y su disposición a dialogar con creyentes y no creyentes le ganaron afecto, pero también resistencias dentro de ciertos sectores eclesiásticos más conservadores.

Más de una década marcada por la cercanía y la reforma
Durante su pontificado, el papa Francisco abordó con valentía asuntos que llevaban tiempo en el centro del debate eclesial. Reformó la Curia Romana, reorganizó las finanzas del Vaticano para hacerlas más transparentes y luchó contra la corrupción interna. También impulsó una reflexión profunda sobre la moral sexual, la familia y el papel de la mujer en la Iglesia, aunque sin cambiar doctrinas fundamentales.
Sus palabras, gestos y decisiones han dejado una huella profunda, tanto en los creyentes como en el mundo secular. Mediador en conflictos internacionales, defensor de la paz y los derechos humanos y, también, del medioambiente. Su encíclica Laudato si’, centrada en la ecología y el cuidado de la “casa común”, se convirtió en un documento de referencia internacional para creyentes y no creyentes, consolidando su papel como líder moral global en tiempos de crisis climática.

El primer Papa ‘eléctrico’ de la historia
A finales del año pasado, el Vaticano era testigo de un momento inédito con la entrega al Papa Francisco del primer Papamóvil basado en un coche eléctrico. Se trataba de una versión artesanal del nuevo Mercedes‑Benz Clase G580 eléctrico, construido a mano para adaptarse a las necesidades del Sucesor de Pedro.
El vehículo, que representa el compromiso de Mercedes‑Benz (que lleva 97 años proveyendo automóviles para la Santa Sede), fue entregado por Ola Källenius, CEO de la marca, en un acto en el que, haciendo honor a la encíclica Laudato si’ se recordó el cuidado de nuestro hogar común. Este regalo supone un salto cualitativo en la movilidad sostenible del Vaticano, un símbolo de la alianza entre la Iglesia católica y la tecnología verde.
Durante la ceremonia de entrega, Ola Källenius resaltó que con este vehículo el Papa Francisco se convertía en “el primer Pontífice en utilizar un Mercedes‑Benz totalmente eléctrico en sus apariciones públicas”. A continuación, ambos mantuvieron una audiencia privada en la que los ingenieros de la firma explicaron cada detalle de su diseño.

El Clase G580 eléctrico partió de una base todoterreno de gran robustez, a la que se le ha suprimido el techo a partir del pilar B. Sobre esta estructura, los técnicos han instalado un techo rígido desmontable que permite al Pontífice ponerse de pie en la parte trasera y saludar a los fieles. En lugar de los asientos traseros originales, se ha colocado una butaca central giratoria y regulable en altura, rodeada de dos asientos adicionales a cada lado para acompañantes o asistentes. En la zaga, se ha integrado una escalera plegable y dos plataformas elevadoras que facilitan el acceso del equipo de seguridad. El exterior luce el tradicional blanco perla, mientras que el interior combina cuero blanco y una moqueta de color rojo vivo.
La relación entre Mercedes‑Benz y la Santa Sede se remonta a 1930, cuando un 460 Pullman Saloon fue adaptado manualmente para el Papa Pío XI, con asientos plegables y espacio ampliado para acompañantes. Desde entonces, Juan XXIII y sus sucesores confiaron en limusinas de la marca, y en los años ochenta Juan Pablo II empezó a utilizar Papamóviles sobre chasis de Clase G.
En 2002, un Clase G 500 pasó a ser el vehículo oficial de los papas Benedicto XVI y Francisco. Varios de esos vehículos históricos se exhiben hoy en el Museo Mercedes‑Benz de Stuttgart, testigos de una colaboración que, con este nuevo modelo eléctrico, proyecta al futuro el legado de una movilidad más limpia y respetuosa con el medio ambiente.