La incursión de fabricantes automovilísticos chinos en territorio europeo es una realidad y todo apunta a que cada vez irá a más. De hecho, desde las instituciones públicas se empiezan a reiterar las muestras de acercamiento. La última viene desde Francia, cuyo ministro de Economía ve con muy buenos ojos la posible llegada de una fábrica de BYD.
"Francia acoge con satisfacción todos los proyectos industriales. BYD y la industria automovilística china son muy bienvenidos en Francia", afirmó Bruno Le Maire, ministro de Economía, Finanzas y Soberanía Industrial y Digital de Francia en una reunión con ejecutivos del sector del automóvil ayer lunes.
Francia está dispuesta a acoger con agrado a BYD, un auténtico coloso en la industria de los coches eléctricos, si la compañía china decidiese abrir una fábrica en el país. Un gesto con el que intenta atraer la atención de BYD ante los planes de esta para establecerse en nuestro continente también a nivel industrial y no sólo comercial.
Está previsto que la primera planta de fabricación de BYD en Europa comience a producir coches a principios de 2026. Estará ubicada en Hungría y tendrá una capacidad anual inicial de 150.000 coches, que podría ampliarse a 300.000 si los planes avanzan positivamente.
BYD fue en 2023 el mayor fabricante mundial de vehículos enchufables (eléctricos puros e híbridos enchufables) y el segundo mayor de eléctricos, sólo por detrás de Tesla. Teniendo en cuenta los ritmos de crecimiento de una y otra, es muy probable que acabe este 2024 siendo el mayor fabricante de coches eléctricos a nivel mundial.
Con seis modelos completamente eléctricos en el mercado europeo, BYD se enfrenta a la tesitura (igual que el resto de fabricantes chinos) de fabricar coches localmente en Europa o arriesgarse a las consecuencias de tener aranceles. La Unión Europea planea imponer aranceles a las importaciones de vehículos provenientes de China, después de una investigación sobre los subsidios que el gobierno chino facilita a sus fabricantes locales, lo cual generaría una situación de competencia desleal en nuestro continente.
Este posicionamiento de Francia contrasta con movimientos y declaraciones anteriores, en los que el país galo se ha opuesto de manera firme a la proliferación de coches chinos, llegando incluso a vetarlos. Sin embargo, el discurso cambia cuando hablamos de acoger en suelo francés las fábricas de dichos automóviles.
El ministro francés mencionó la fábrica francesa de Toyota como ejemplo de cómo Francia da la bienvenida a la inversión extranjera. Curiosamente, Le Maire hizo estas declaraciones durante una visita de Estado de Xi Jinping, presidente de China, que ha elegido Francia como primera parada en su primer viaje oficial a Europa en cinco años.
