Más de 20 años después de su creación, la Alianza formada por Renault y Nissan (a la que también está adherida Mitsubishi) se refundará en próximo mes de febrero. Los franceses y los japoneses han llegado a un acuerdo previo para revisar esta cooperación. La primera medida será reequilibrar su participación mutua en la otra empresa. Hasta ahora Renault poseía el 43,4% de Nissan, que solo contaba con el 15% del fabricante francés. El acuerdo permite que, ahora, las dos compañías sean propietarias de un 15% de la otra. Renault venderá gradualmente las acciones de Nissan para que estas no pierdan su valor.
Esta nueva situación equilibra el poder a la hora de tomar decisiones porque, mientras Nissan se vio privada de sus derechos de voto, Renault había visto muy reducida su influencia en Nissan tras las enmiendas añadidas en 2015 al contrato que vinculaba a ambas partes. Las tensas relaciones entre ambas empresas provenían del poder del Estado francés sobre Renault, propietario el 15% del capital, o por el poderío de Carlos Ghosn que comenzaba a trabajar en un proyecto de fusión antes de su caída.
Las bases para la electrificación
Con la Alianza pendiendo de un hilo, la llegada de una nueva dirección a Renault ha permitido calmar los ánimos. Tras la salida de Ghosn, Jean-Dominique Senard como presidente y Luca de Meo como director general, permitieron relanzar las conversaciones con Nissan, que también había cambiado de jefe.
Entre todos lograron acordar la revisión de los proyectos industriales. A mediados de 2020, Renault, Nissan y Mitsubishi anunciaron una nueva estrategia basada en el principio líder/seguidor: una marca se encarga de la gestión de un proyecto y ayuda a que las otras se beneficien de ello.
Sin embargo, no fue suficiente en el lado de los japoneses debido al desequilibrio en el accionariado de las empresas. Finalmente, Renault y el Estado francés han cedido a las peticiones de Nissan para encontrar un acuerdo que permita pasar página. Según la web Les Echos, que cita las palabras de un dirigente de la firma de Losange, la situación se resume de esta manera: “Más vale un 15% útil que un 43% inútil”.
Ahora, en igualdad de condiciones, Renault y Nissan podrán acelerar los proyectos ya lanzados, particularmente en sus estrategias eléctricas. Después de haber trabajado cada uno por su lado, con el Zoe y el Leaf como proyectos totalmente independientes y tecnologías híbridas separadas (E-Tech y e-Power), finalmente deciden compartir los costes de los elementos técnicos relacionados con la electrificación.
A principios de 2021, Renault, Nissan y Mitsubishi dieron a conocer una hoja de ruta común. En concreto, se planificaban 35 nuevos modelos eléctricos en cinco plataformas compartidas. Los colosales costes de desarrollo generados ya habían comenzado a hacer entrar en razón a las marcas, conscientes de la importancia de sus aliados para compartirlos.
Renault y Nissan no esperaron a que la Alianza se revisara para diseñar la plataforma modular CMF-EV, común al Megane E-Tech y al Ariya. A su llegada a Renault, Luca de Meo también elogió las cualidades de esta plataforma, “prueba de que Nissan y Renault juntos pueden funcionar bien juntos”.
El vínculo entre Nissan y Ampere
Sin embargo, si Renault y Nissan cooperarán en los desarrollos técnicos también mantienen la distancia permaneciendo como grupos separados. La marca del rombo está preparando una gran explosión de su organización con la creación de dos subentidades, una dedicada a los motores térmicos/híbridos y otra dedicada a los eléctricos. Esta última, denominada Ampere, cotizará en bolsa y se espera que Nissan adquiera una participación, pero se desconoce de qué magnitud será.
La nueva organización de la Alianza debe formalizarse a principios de febrero, un momento que deberá servir para disipar las últimas dudas y solventar los malentendidos.