En los últimos días y semanas han circulado por Internet unas imágenes de lo que parece ser un auténtico cementerio de coches. Muchos de ellos son coches eléctricos y esto ha sido motivo suficiente para que detractores del vehículo eléctrico hayan vertido opiniones poco afortunadas (o información falsa, si se prefiere decir así) sobre la situación. Pero, ¿por qué hay tantos coches aparentemente nuevos abandonados?
Las imágenes en cuestión llegan desde China. No ha faltado quien ha dicho que se trata de una dramática bajada en la demanda de coches eléctricos en el país asiático, el mayor mercado de vehículos eléctricos del mundo.
Sin embargo, no son coches nuevos pendientes de entregar (aunque hay algunos, como veremos más adelante), sino coches usados, la mayoría procedentes de flotas de carsharing o coche compartido, como se puede comprobar por los rótulos de las puertas laterales o el maletero. Así lo ha demostrado Inside China Auto en una visita de primera mano a la zona.
Es ahí, precisamente, donde está la respuesta a por qué hay tantos coches abandonados. No es una drástica caída en la demanda de vehículos eléctricos ni un fracaso de este tipo de vehículos, como algunos se han apresurado a aventurar. Es más bien el resultado del fracaso del coche compartido o carsharing, un modelo de negocio que no ha cuajado en China.
La mayoría de coches abandonados corresponden al modelo Neta V y al BJEV EC3. El primero es un SUV eléctrico, mientras que el segundo es un pequeño utilitario a pilas de precio económico y prestaciones poco emocionantes. Hay algunos con 1-2 años, según informan desde el canal ICA, pero la mayoría tienen 5-6 años.
El fracaso del carsharing en China tiene su explicación en varios frentes. Por un lado, las aglomeraciones de tráfico en las grandes ciudades chinas son de tal magnitud y tan frecuentes que, en muchas ocasiones, el coche es el medio de transporte más lento para moverse por ciudades masificadas como Pekín o Shenzhen.
Las bicis (propias o de alquiler), las motos y el metro son opciones más rápidas, además de más baratas que el coche compartido. El taxi tradicional tiene los mismos problemas en los atascos, pero también es más barato que las plataformas chinas de coche compartido. Así pues, el coste para el cliente es inferior en casi todas las alternativas.
Esas no son las únicas preocupaciones en el negocio. En China, estas plataformas no tienen aparcamientos específicos para ellos, por lo que se dificulta el trabajo (y se exponen a multas de aparcamiento constantemente). Por último, pero no menos importante, es un negocio en el que se necesita una gran inversión por parte de los operadores, tiene elevados costes de operación y, si no se usa masivamente, es fácil que las cuentas empiecen a dar números rojos con prontitud.
Sea como fuere, que haya tantos vehículos no demasiado antiguos y esperando su desguace, es efectivamente un desperdicio. Máxime en los tiempos que corren, con la economía circular en boga y con la opción real de poder reciclar las baterías de dichos vehículos.
¿Y los coches nuevos que se ven?
Gracias al vídeo de Inside China Auto podemos ver una imagen aérea de toda la zona, que resulta ser un cementerio, pero también una campa donde se amontonan coches nuevos. En el vídeo se pueden ver algunos Volkswagen ID.3 y numerosos Volkswagen ID.6, el hermano mayor del ID.4 y el ID.5. También hay muchísimos Toyota bZ4X.
Estos tres modelos sí son eléctricos y nuevos, coches a la espera de ser entregados o vendidos por, esta vez sí, una cuestión de baja demanda. Las ventas de eléctricos de Volkswagen han sufrido una importante caída en China, principalmente como consecuencia de sus elevados precios en comparación con la competencia local. De hecho, una reciente bajada en los precios ha tenido consecuencias inmediatas en las ventas.