¿Por qué son tan importantes las tierras raras de Groenlandia que Donald Trump y Elon Musk ‘necesitan’ a toda costa?

El aterrizaje en Groenlandia del Donald Trump Jr y sus declaraciones en relación al deseo de su padre de comprar la isla a pesar de no estar a la venta, han levantado la polémica: muchos aseguran que el motivo son sus tierras raras.

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Donald Trump quiere hacerse con Groenlandia por sus tierras raras, esenciales para los coches eléctricos. Grok
09/01/2025 15:00
Actualizado a 09/01/2025 15:00

Donald Trump ya expresó su interés por adquirir Groenlandia durante su primer mandato como presidente de Estados Unidos, argumentando su importancia estratégica y su riqueza en recursos naturales, como tierras raras y minerales críticos. Aunque la propuesta fue rechazada por Dinamarca, que tiene soberanía sobre la isla, Trump destacó el potencial económico y geopolítico de Groenlandia, particularmente en un contexto de cambio climático y creciente competencia por el Ártico.

Pero el ahora reelegido presidente no se ha olvidado de este objetivo y ha reiterado su intención de adquirir Groenlandia con el objetivo de convertirlo en parte de Estados Unidos. Aunque esta idea ha generado controversia, Trump ha subrayado la importancia de este territorio para garantizar la seguridad económica y estratégica de su país. En una rueda de prensa ha afirmado que forma parte de un planteamiento más amplio para fortalecer la posición de Estados Unidos en un mundo cada vez más competitivo y no descartó recurrir a medidas de presión económica o diplomática para alcanzar su objetivo.

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Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos.

Las tierras raras y los vehículos eléctricos

Detrás de los vehículos eléctricos hay una dependencia crucial de materiales como las tierras raras, elementos químicos esenciales que garantizan el funcionamiento eficiente y avanzado de estas tecnologías. Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos, entre ellos el neodimio, disprosio, praseodimio y terbio, que poseen propiedades magnéticas, electrónicas y químicas únicas. Aunque no son literalmente "raras", su extracción y procesamiento son complejos, lo que limita su disponibilidad.

En el contexto de los coches eléctricos, las tierras raras desempeñan un papel crítico, especialmente en la fabricación de motores eléctricos. Los motores de imanes permanentes, una de las tecnologías más utilizadas, dependen de elementos como el neodimio y el disprosio para fabricar imanes de alta potencia que son ligeros, compactos y eficientes. Esto mejora significativamente la autonomía del vehículo y optimiza su rendimiento energético, factores clave en la competitividad de los coches eléctricos frente a los vehículos de combustión interna.

Además, las tierras raras se emplean en componentes electrónicos avanzados, como los sistemas de gestión de baterías y los inversores de corriente. Estos elementos aseguran un funcionamiento eficiente y seguro del sistema eléctrico del vehículo.

Según datos recientes se multiplicará la necesidad de estos materiales estratégicos. A ello se suma su uso en otras tecnologías limpias, como las turbinas eólicas y los paneles solares, creando una presión adicional sobre la cadena de suministro.

Las tierras raras de Groenlandia

Groenlandia, la isla más grande del mundo, está en el centro de atención por razones que van más allá de su vasto hielo y su espectacular paisaje. En las últimas décadas, ha surgido como un importante punto de interés para la industria minera, particularmente por sus vastos depósitos de tierras raras. A medida que el cambio climático derrite los glaciares y hace más accesibles los recursos minerales de la región, Groenlandia se perfila como un actor clave en el suministro global de estas materias primas estratégicas.

La isla alberga algunos de los yacimientos de tierras raras más prometedores del mundo. Los depósitos más conocidos se encuentran en Kvanefjeld, en el sur de la isla, una región rica en minerales como neodimio, praseodimio y disprosio, esenciales para la fabricación de imanes permanentes. Se estima que Kvanefjeld contiene uno de los mayores recursos de tierras raras del planeta, además de uranio y otros metales críticos.

El cambio climático ha acelerado el interés por estos recursos. El derretimiento de los glaciares y la disminución del hielo marino han facilitado el acceso a zonas previamente inaccesibles, reduciendo los costes de exploración y extracción. Sin embargo, este fenómeno también plantea dilemas éticos y medioambientales, ya que la explotación de estos recursos podría contribuir aún más al calentamiento global y a la destrucción del frágil ecosistema ártico.

En el ámbito económico, la explotación de tierras raras en Groenlandia se enfrenta varios desafíos. La minería en condiciones árticas es extremadamente costosa, y los proyectos suelen requerir grandes inversiones iniciales. Además, el transporte de los minerales desde una región tan remota aumenta significativamente los costes logísticos. Otro factor a considerar es la fluctuación en la demanda global de tierras raras, que puede afectar la viabilidad económica de los proyectos a largo plazo.

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El principal yacimiento de tierras raras de Groenlandia está en Kvanefjeld.

La pelea por Groenlandia

La riqueza mineral de Groenlandia no ha pasado desapercibida para las potencias mundiales. Estados Unidos, la Unión Europea y China han mostrado un interés significativo en los yacimientos de tierras raras de la isla. En 2019, la administración de Donald Trump incluso propuso comprar Groenlandia a Dinamarca, una medida que subrayó la importancia estratégica de la región.

La extracción de tierras raras es notoriamente perjudicial para el medio ambiente. Los procesos de minería y refinado generan grandes cantidades de residuos tóxicos, que pueden contaminar el suelo y el agua. En un ecosistema tan frágil como el de Groenlandia, cualquier actividad minera podría tener consecuencias devastadoras para la biodiversidad local.

Además, las comunidades locales, principalmente compuestas por población inuit, han expresado preocupaciones sobre cómo la minería afectará su estilo de vida tradicional y su entorno natural. Aunque algunos apoyan la minería como una oportunidad para el desarrollo económico, otros temen que los beneficios no se distribuyan equitativamente y que el costo ambiental sea demasiado alto.

Actualmente, China domina la producción y el refinado de tierras raras, controlando más del 60% de la oferta mundial. Esta dependencia ha generado preocupaciones geopolíticas, especialmente en Europa y Estados Unidos, que buscan diversificar las fuentes de suministro para evitar vulnerabilidades en la transición energética.

El futuro de la industria automovilística eléctrica depende en gran medida de garantizar un acceso sostenible y ético a las tierras raras. Más allá de su uso en vehículos, estos materiales son fundamentales para el desarrollo de toda la economía verde, desde las energías renovables hasta las tecnologías de almacenamiento de energía.