La Unión Europa y China siguen en tensión con motivo de los nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos en nuestro continente, y las negociaciones entre ambas partes continúan en busca de un entendimiento común, si es que se quiere evitar la guerra comercial con la que amenaza el territorio asiático.
Todo se remonta a finales del año pasado, cuando en Europa se empezó a investigar una posible competencia desleal por parte del Gobierno de China, tras lo que se consideró que se había subvencionado de forma desproporcionada a los fabricantes de coches del país asiático.
El 4 de octubre será clave
Este escenario provocó que Bruselas respondiera con la imposición de nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos, que desde agosto han quedado fijados en un máximo del 36,3% (como extra al 10% que ya se aplicaba) para las marcas chinas peor paradas. En el caso de BYD y Geely, al 'colaborar' en la investigación europea, sacaron ventaja con aranceles extra del 17,6 y el 19,9%, respectivamente.
Pero el enfado en China es común para todas las partes, pues desde que estas nuevas tasas de derecho de importación se aplican desde el pasado 5 de julio, el margen de beneficios esperado es mucho menor, ya que las marcas chinas han acordado no subir las tarifas de sus coches en Europa, con lo que siguen siendo una de las mejores opciones dado su coste por debajo de la media de los vehículos eléctricos europeos.
Como estos aranceles son todavía provisionales, se acerca el momento de votar en la Unión Europa acerca de la continuidad, modificación o eliminación de los mismos, algo que ahora mismo se estima que ocurrirá el viernes 4 de octubre.
La presión por parte de China a los países miembros para que voten en contra de estas tasas se lleva notando semanas, y es especialmente dura para aquellos miembros europeos con importantes intereses comerciales en China, como es el caso de España y Alemania.
Una respuesta en forma de guerra comercial, afectaría especialmente a estos dos últimos países, en la industria del automóvil en caso del territorio germano, y en productos como los lácteos o los derivados del sector porcino en el caso de España, entre otros.
Todavía no se sabe lo que ocurrirá
Mucho se ha hablado desde entonces sobre la decisión que se tomará en Europa en la inminente votación, pero parece complicado eliminar los aranceles al completo, ya que 15 miembros (el 65% de la representación) tendrían que votar en contra de los mismos.
Por tanto, lo que se espera que se active a partir de este mes de noviembre de 2024 y durante al menos cinco años más sea una modificación de la tasa, que en algunas filtraciones apuntan que será de un máximo del 35% (a sumar al citado 10%).
Por otro lado, también se habla de una negociación abierta en la que se habría ofrecido a China (como alternativa a lo anterior) que voluntariamente ponga un precio mínimo fijado al que sus marcas pueden vender los vehículos eléctricos en Europa, y que esté alineado con las tarifas de los fabricantes europeos, en busca de que haya un equilibrio y un mercado "más justo" para todas las partes.