La Administración de Donald Trump ha dado un giro radical en la política de apoyo al vehículo eléctrico eliminando los incentivos esta tecnología. La primera medida ha sido la cancelación del programa federal NEVI, que destinaba 5.000 millones de dólares a la expansión de la infraestructura de recarga en EE.UU. Durante el mandato de Joe Biden, estos fondos se utilizaron para mejorar la red de cargadores, pero con Trump se bloquearon.
Trump considera que favorecer los coches eléctricos es "injusto" y que limita el acceso a otros vehículos, como los de combustión, dificultando la libertad de elección del consumidor. También se plantea eliminar los créditos fiscales de hasta 7.500 dólares que incentivan la compra de coches eléctricos o la flexibilización de los límites de emisiones de CO2. Normativas que podrían volver a los valores de 2019, y contaminar un 25%.
¿Elon Musk decide pegarse un tiro en un pie?
A pesar de estas políticas, Elon Musk, CEO y fundador de Tesla, ha mostrado un apoyo incondicional al nuevo presidente, incluso cuando estas decisiones afectan directamente al coche eléctrico. Musk ha sido uno de los principales beneficiados de los incentivos previos, especialmente en lo que respecta a la adopción del estándar NACS para los cargadores de Tesla.
Sin embargo, el empresario podría tener sus razones. En los últimos años, los fabricantes chinos de coches eléctricos han experimentado un crecimiento impresionante, posicionándose como actores clave en el mercado global de la movilidad sostenible. Con avances en innovación y costes de producción altamente competitivos, estas empresas están atrayendo la atención de líderes de la industria y gobiernos de todo el mundo.
Empresas como BYD, NIO y XPeng están demostrando una capacidad de innovación que rivaliza con la de las grandes marcas occidentales y americanas. Destacan por ofrecer autonomía competitiva, tecnologías avanzadas y precios más asequibles que los de sus competidores europeos y estadounidenses. Muchas marcas han comenzado a mirar hacia el exterior, con Europa y Estados Unidos como objetivos estratégicos para su expansión.
Musk ha reconocido el impresionante ritmo de evolución de los fabricantes chinos advirtiendo que estas marcas "demolerían" a gran parte de la competencia global. Musk calificó a los fabricantes chinos como "extremadamente buenos" y destacó su capacidad para innovar y reducir costes.
Elon Musk se aprovechará de las restricciones comerciales a los fabricantes chinos
Ante esta expansión china, muchos países han implementado medidas para proteger su industria local. En Europa, por ejemplo, Francia ha excluido de sus ayudas gubernamentales a los vehículos eléctricos fabricados fuera del continente. Además, la Unión Europea ha aplicado aranceles adicionales a los modelos chinos, argumentando que estos fabricantes reciben subsidios desleales por parte del gobierno chino.
La eliminación de las ayudas a los coches eléctricos en EE.UU. bajo la administración de Donald Trump podría beneficiar a Tesla de varias maneras estratégicas, a pesar de que en principio parece un revés para el sector.
En primer lugar le otorgaría ventaja sobre nuevos competidores ya que el fabricante americano está bien establecido en el mercado de los vehículos eléctricos y las ayudas a la compra de coches eléctricos favorecen a los nuevos fabricantes que buscan atraer clientes con precios competitivos. Sin incentivos, marcas emergentes pueden tener más dificultades para competir con Tesla.
Además, Tesla ya tiene una red de carga consolidada de Supercargadores, mientras que otros fabricantes aún dependen de ayudas para expandir sus redes de carga. La eliminación del programa NEVI dificulta la expansión de infraestructura de carga para otras marcas, y Tesla ha asegurado su ventaja con su estándar NACS, que incluso otros fabricantes están adoptando.
La eliminación de los incentivos encarece los coches eléctricos para los consumidores que Tesla puede compensar con su liderazgo en eficiencia de producción y reducción de costes. En los últimos años ha ido aumentando sus márgenes de beneficio y cuenta con una economía de escala superior a la de muchas marcas tradicionales en transición hacia la electrificación.
Por último, con la posible flexibilización de normativas de emisiones, los fabricantes de coches de combustión podrán seguir vendiendo más unidades sin presión regulatoria, dándole a Tesla más tiempo para afianzar su liderazgo sin tanta competencia.
A corto plazo, la eliminación de subsidios puede frenar el crecimiento de la adopción de coches eléctricos, pero a largo plazo, Tesla podría salir fortalecida al consolidar su liderazgo en un mercado donde otros fabricantes pueden encontrar más dificultades para adaptarse.