El mes pasado, Volvo presentó el que será uno de los coches más importantes en su historia: el nuevo Volvo EX30. Un SUV eléctrico pequeño (mide 4,23 metros) con el que la marca no sólo entra en un nuevo segmento, sino que pretende dar un vuelco a su estrategia y su posicionamiento en el mercado. Y es que, si el EX30 cumple con lo que promete, está llamado a ser un superventas. Tiene un precio muy competitivo, pero Volvo asegura que, además, será un coche muy rentable.
La marca sueca ha presentado los resultados financieros del segundo trimestre del año, así como los de ventas, y los números, aunque son buenos, no son brillantes. La firma hizo hincapié en la constante evolución del mercado eléctrico, donde Volvo está muy volcada.
Las ventas de modelos totalmente eléctricos aumentaron un 178% en comparación con el mismo trimestre del año pasado y representan ya el 16% del total de ventas de la marca. En términos porcentuales, es una de las cifras más altas entre los fabricantes que venden eléctricos y coches con motor de combustión.
Sin embargo, el margen de ganancias no es especialmente llamativo en los tiempos actuales: un 6,3% de margen operativo de beneficios en el segundo trimestre del año, una cifra significativamente inferior a la de BMW (ronda el 14%) o Tesla (9,6%), por mencionar dos ejemplos.
Precisamente los coches eléctricos han lastrado los márgenes de la compañía en los últimos trimestres, pues, según explica Volvo, el litio utilizado en los coches vendidos hasta ahora se compró cuando los precios estaban en máximos históricos a finales de 2022. Esto hace que las ganancias por cada vehículo sean inferiores.
Volvo quiere cambiar la dinámica y mejorar la situación a medida que avance la segunda mitad de 2023; primero, por los precios más bajos del litio y, segundo, por los efectos del aumento de precios en los coches eléctricos en la gama 2024. El nuevo SUV pequeño de la marca tendrá un papel principal en todo esto, pues Volvo espera conseguir unos márgenes brutos entre el 15% y el 20% con el nuevo EX30 eléctrico. A eso hay que añadir que es un modelo de gran volumen, pues tiene todas las papeletas para convertirse en su eléctrico más vendido gracias a su competitivo precio.
¿Cómo se consigue esto en un SUV eléctrico cuyo precio arranca en 36.770 euros en España antes de ayudas? Para reducir costes, la versión de acceso (EX30 Core Single Motor) lleva una batería de litio-ferrofosfato, que no utiliza cobalto y es notablemente más barata que las baterías ricas en níquel y cobalto (NCM). Sin embargo, los mayores márgenes están en las versiones más equipadas y estas sí llevan batería NCM. La clave está en una serie de medidas que, a gran escala, reducen los costes de fabricación.
Por ejemplo, los altavoces que habitualmente se sitúan en las puertas se han eliminado y sustituido por una única barra de sonido ubicada en lo alto del salpicadero, lo que reduce piezas y cableado. Los interruptores de los elevalunas también se han retirado de las puertas (están en la consola central). A diferencia de sus hermanos mayores, el EX30 no tiene una pantalla detrás del volante para el cuadro de instrumentos digital. Siguiendo la filosofía de Tesla, detrás del volante no hay nada. Y, por último pero no menos importante, utiliza la plaforma SEA de Geely que le permitirá escalar muy notablemente los costes. Con todo esto, Volvo podrá hacer algo que normalmente sería imposible: poner en el mercado un SUV con un precio muy competitivo y que, al mismo tiempo, genere unos márgenes elevados.