Los más jóvenes no lo recordarán, pero, en el pasado, las innovaciones tecnológicas llegaban acompañadas de numerosas y carísimas batallas comerciales. El Láser Disc frente al CD o el vídeo Beta frente al VHS. Más recientemente lo hemos visto con la adopción de las conexiones de carga para los dispositivos móviles, Lightning vs USB Tipo C. Cuando dos o más compañías pelean por fijar su sistema como el estándar siempre se producen dolorosas bajas por el camino. Ahora, esa batalla llega al coche eléctrico en Estados Unidos. Mientras que muchos fabricantes apuestan por una solución común, Tesla domina sobre todos ellos gracias a una red excelente que siempre se ha mostrado como la más fiable.
Muchos reconocen la enorme labor de Tesla para cambiar la industria. Sus coches eléctricos son referencia, pero, en realidad, es la infraestructura de carga que los acompaña el verdadero secreto de su éxito. Tesla acumula más de 40.000 estaciones de carga en todo el mundo. Puntos fiables, potentes y accesibles que son como un oasis entre tanto temor, incertidumbre y problemas. Acudir a un punto de Tesla es garantía de poder cargar la batería del coche eléctrico. A día de hoy ninguna otra empresa ofrece la misma confianza en su red.
Si bien Europa ha fijado el sistema CCS como el estándar para todos los coches que circulan por el Viejo Continente, en Estados Unidos hay una batalla abierta por imponer un sistema de carga único; el problema es cuál. Por un lado, están los fabricantes generalistas que apuestan, al igual que los europeos, por la toma CCS. Por otro lado, está Tesla con su sistema NACS. Cada equipo empuja hacia su lado del tablero, pero una repentina maniobra de Ford puede haber sellado el destino de la contienda.
Hace apenas unos días, el segundo mayor fabricante de coches eléctricos del país, Ford, anunció que, a partir de 2025, todos los eléctricos nuevos salidos de la línea de montaje estarán adaptados al formato de carga de Tesla. Actualmente, aquellos coches no Tesla que quieran cargar en algún punto de la red de Superchargers tienen que usar un adaptador. Ford, a través de su CEO, Jim Farley, ha reconocido que los de Austin ofrecen una red mucho más segura y que por eso se pasarán a su bando en los próximo años. Una poderosa alianza se ha forjado.
La unión hace la fuerza y cuando los dos principales vendedores de coches eléctricos apuestan por un formato, nada indica que el resto vaya a poder ejercer la presión suficiente como para cambiar las cosas. Esto supone un problema para aquellos fabricantes que estén apostando por el sistema CCS para Norteamérica. Pueden estar quemando sus naves en una batalla que ya tienen perdida, dejando por el camino unos cuantos millones de dólares en inversión. Varios fabricantes han pedido al Gobierno de Joe Biden que tome cartas en el asunto y que sea la Administración, al igual que hizo la Comisión Europea, la que fije un estándar para los sistemas de carga.
El presidente no se ha pronunciado al respecto, peró sí lo ha hecho el secretario de Transporte, Peter Buttigieg. En declaraciones a la CNN, tras haberse firmado el pacto entre Ford y Tesla, ha comentado que no iba a elegir un sistema u otro y que finalmente será la propia industria la que convergerá en un sólo camino. CharIN, la asociación global para promover el estándar CCS, ha tomado cartas en el asunto advirtiendo de que acuerdos como el de Tesla-Ford "crean incertidumbre en la industria y generan obstáculos para la inversión". Mientras tanto, los adaptadores seguirán actuando de intermediarios en esta pelea tecnológica que ya parece haberse desnivelado hacia un lado.